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La quiebra del gigante de viajes Thomas Cook, que no ha conseguido las 200 millones de libras (227 millones de euros) necesarias para garantizar su supervivencia, han llevado a la empresa a verse abocada a la quiebra.
Las dimensiones han sido importantes, ya que se trata del segundo turoperador global y el más antiguo del mundo: alrededor de 600.000 turistas, 150.000 de ellos británicos, se han visto atrapados en diversos lugares del mundo ante la inminente suspensión de pagos.
El regulador ha señalado en un comunicado que la empresa "ha cesado sus operaciones con efecto inmediato", en una sociedad que actualmente emplea a 22.000 personas en todo el mundo, 9.000 de ellas en Reino Unido.
La Embajada de Reino Unido ha señalado los países más afectados, entre los que se encuentran Grecia, Turquía, Túnez y España. La suspensión de actividades han llevado a una crisis de la que el director de la compañía, Peter Fankhauser, quiere disculparse en un comunicado: "Me gustaría pedir perdón a nuestros millones de clientes, miles de empleados y socios que nos han apoyado durante tantos años".
La quiebra del gigante, inventor de los paquetes 'todo incluido' y que no supo adaptarse a los nuevos hábitos de los viajeros, también afecta a España: a través de ella, accedían 3,6 millones de cleintes en 2018. Todo ello ha derivado en una crisis que deja entre 25.000 y 30.000 personas atrapadas solo en las islas Canarias.
Las islas serán las más afectadas (un 60% del turismo procedía de este operador), pero no hay que olvidar que la crisis se produce justo a la entrada de la temporada alta, que en Canarias se registra durante el invierno y que podría suponer una grave crisis en la edición de 2019-2020.
