¿Por qué es la foto del día?
Bialystok, una ciudad que se encuentra en el noreste del país, próximo a la frontera con Bielorrusia, ha presenciado los ataques de un grupo de personas ultranacionalistas durante la celebración de la marcha del Orgullo LGTBI en sus calles. Era la primera vez que esta ciudad polaca había dado un paso al frente en la aceptación de los derechos del colectivo que recoge a todas las minorías sexuales.
Cada esquina de la ciudad polaca se vistió con la bandera arcoíris por primera vez este 2019 y es que la celebración del desfile simboliza mucho para esta localidad, pues celebrará sus elecciones generales en noviembre de 2019 como muy tarde y cuenta con un mensaje muy fuerte por parte de la la comunidad LGTBI, agravado ante su condición como estado católico, el cual ha enfrentado a sus defensores durante muchos años en la historia reciente del país.
Sin embargo, las más de 800 personas que formaron parte de la marcha que atravesó las calles de la ciudad no se rindieron ante los que osaron interrumpir la manifestación. Una manifestación muy necesaria hoy en día, pues pese a vivir una de las etapas en la que cada día más países aceptan todo lo que envuelve y rodea a los derechos del colectivo, también ha de hacer frente a los quieren atentar contra él.
Las autoridades policiales no se separaron en ningún momento de los centenares de personas que se congregaron para celebrar el amor libre y la vida, que junto a ellos, portaban banderas en las que se podía leer "El amor no es un pecado" o "Igualdad de los sexos". Sin embargo, algunos hooligans no dudaron en interrumpir absurdamente el festejo y es que los hinchas futboleros intentaron detener el evento en repetidas ocasiones y la policía, presente en todo momento, tuvo que intervenir en los altercados provocados.
Los testigos presentes en el desfile comentan que algunos de ellos vestían camisetas que lucíansímbolos ultranacionalistas e incluso se atrevieron a gritar "¡No a la sodomía en Bialystok!". Ante el entendible enfado y decepción de los asistentes, fuentes policiales cuentan que encima tuvieron que soportar que se lanzaran contra ellos con petardos, piedras y botellas.
La situación fue respaldada por grupos nacionalistas y católicos, opuestos totalmente a la ideología liberal y abierta del colectivo, que incluso mostraron su desacuerdo con contramanifestaciones como la del prefecto de la región, que organizó un picnic familiar en contra de la comunidad LGTBI.
La condición del Estado polaco como un país católico podría no cambiar tras las legislativas de octubre, cuyas encuestas preveen que elPiS, (Ley y Justicia, en español), conserve el poder en un gobierno católico, nacionalista y de derechas. Lo cual, desgraciadamente, no aporta nada positivo a la defensa de los derechos del colectivo dentro de las fronteras del país y genera miradas muy negativas dentro de los sectores más aperturistas desde hace años, por su radical postura ante el colectivo, prohibiendo desfiles y condenando un proyecto de ley de uniones civiles.