¿Por qué es la foto del día?
El lujoso cátering de la Casa Blanca se ha cambiado por comida... de menor calidad. La mesa del presidente de Estados Unidos se llenaba de hamburguesas, patatas fritas y refrescos procedentes de las cadenas de cómida rápida estadounidense más conocidas en todo el planeta.
Los medios han llegado a contabilizar un total de 1.000 de estos preciados sándwiches que, seguramente, han provocado una fuerte subida del colesterol en los invitados. Por si parecía poco, la mesa también sumaba una cantidad considerable de pizzas, nuevamente, industriales.
"Pedimos comida rápida estadounidense, pagada por mí. Muchas hamburguesas, muchas pizzas", espetaba orgullosamente Trump ante los medios que se encontraban en la residencia presidencial.
El mandatario asegura que la intención del encuentro pasaba, sobre todo, por divertirse. Y se justificaba: "Tenía que elegir: o no les dábamos comida porque estamos de cierre de Administración o les ofrecíamos unas pequeñas ensaladas que hubiera preparado la primera dama, Melania. Finalmente, decidí pedir 1.000 hamburguesas".
A pesar de lo 'campechano' del banquete, el ágape fue servido sobre una lujosa vajilla de plata aderezada con todo tipo de condimentos. Y nadie pasó hambre: más de un asistente fue fotografiado portando una buena cantidad de comida. Una fiesta que, seguramente, necesite de un buen seguro médico para sobrevivirla.