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La explosión de un coche cargado de explosivos en pleno centro de Kabul, capital de Afganistán, ha dejado 35 muertos y decenas de heridos. El atentado, de carácter suicida, ha sido registrado en el barrio de mayoría chií de Kabul, zona en la que también se encuentran muchos altos funcionarios del país asiático.
"El coche bomba se lanzó contra un autobús repleto de pasajeros", ha sido el primer balance realizado por el portavoz del Interior, Najib Danish, que ha asegurado que el número de víctimas puede aumentar según vayan pasando las horas.
Los talibanes ya se han atribuido la autoría del ataque a través de un mensaje publicado en la red social Twitter, y han asegurado que el objetivo eran dos autobuses que llevaban en el punto de mira del grupo varios meses.
Sin embargo, esta reivindicación ha sido puesta en tela de juicio por las autoridades, ya que en múltiples ocasiones, tanto el Daesh como los propios talibanes acostumbran a atribuirse ataques cometidos por el otro grupo.
El ataque, perpetrado en las cercanías del líder de la comunidad chií hazara y miembro del Parlamento, Mohamed Moqaqeq, hace pensar que pudo ser una advertencia o un intento de asesinato contra una personalidad perteneciente a una rama del islamismo con la que no comulgan los ultras sunníes del Daesh y los talibanes. Mientras tanto, el ataque continúa siendo investigado por parte de las autoridades.
