Existen numerosas opiniones acerca de los zoológicos de animales. Hay quienes están a favor de que existan porque así ven sus comportamientos en persona y algunos de ellos se rigen por objetivos de conservación, educación, consciencia pública y bienestar animal. Y también están aquellos que lo ven como una auténtica perversión, en la que muchas ocasiones los animales no están bien cuidados cometiendo auténticas negligencias, aparte de que no están en su habitat natural.
En Madrid hubo uno en el que los animales se encontraban en pésimas condiciones, se llamaba la Casa de Fieras y estaba ubicado en el Parque del Retiro. En él llegaron a haber más de 500 ejemplares hacinados, pero finalmente cerró en 1972 cuando los animales fueron trasladados al Zoo de Madrid.
Sin embargo, hay quienes fueron un poco más allá. Hubo zoológicos que también fueron expositores de seres humanos, como si fueran seres inferiores por su color de piel o cultura. Existieron por todo el mundo, desde Francia o México. A España este negocio llegó más tarde lo normal, pero igualmente se ubicaron tanto en Madrid como en Barcelona, donde se podían ver "negros salvajes". De este modo, fueron descritos como una actitud cultural de supremacía racial, es decir, racismo en todas sus expresiones.
Filipinos en Madrid
Al lado de la mencionada Casa de Fieras, abrió en mayo de 1887 el primer zoo humano en el que los madrileños y los turistas podían ver cómo eran los filipinos. Según escribió Christian Báez Allende en su libro 'Zoológicos Humanos: fotografías de fueguinos y mapuche': "fueron expuestos 43 indígenas filipinos junto a algunos igorrotes, un negrito, varios tagalos, los chamorros, los carolinos, los moros de Joló y un grupo de bisayas".
La prensa, entonces, también se hizo eco de este horrible zoo, concretamente el diario El Imparcial, escribió al respecto: "En su constitución, en su aspecto, en su lenguaje, en sus maneras, en sus costumbres en su color y hasta en sus trajes, esos compatriotas nuestros difieren grandemente de los filipinos más civilizados y hasta ahora conocidos".
Sin embargo, Báez explicó que el trato que recibieron el grupo de filipinos en Madrid fue mejor que el de la mayoría de los 'circos' de indígenas que existían en el resto de países de Europa. Por ejemplo, según cuenta, fueron recibidos en audiencia por la infanta Isabel y la regente, María Cristina. Todo ello, como si fueran a salvarse de ser completos racistas.