El volcán de La Palma sigue expulsando lava y el magma se abre paso arrasando cientos de casas, fincas y explotaciones agrícolas. La erupción volcánica en Cumbre Vieja podría durar entre 24 y 84 días, con una media geométrica de unos 55 días de duración, según los cálculos del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), por lo que la catástrofe aún no ha terminado.
Aunque los daños todavía no han podido ser evaluados, según las estimaciones del presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, superarán ampliamente los 400 millones de euros. Así, ha anunciado que se va a acoger a los fondos de solidaridad de la Unión Europea (UE) para iniciar la reconstrucción en La Palma.
Según ha explicado el presidente canario, se cumplen las condiciones para acogerse a estos fondos, ya que en el caso de las regiones ultraperiféricas los daños ocasionados deben suponer un 1% del PIB de la comunidad, es decir 400 millones de euros, y "está claro" que se superarán.
Esta ayuda permitirá aliviar la situación de la isla de La Palma y, fundamentalmente, se destinará a infraestructuras de carácter público, como carreteras, redes hidráulicas, colegios y alojamientos provisionales para todas las familias que han perdido sus viviendas, ha indicado Torres.
El presidente canario se ha mostrado comprometido a "responder al drama de las personas que han perdido su casa, sus terrenos y sus negocios" y ha añadido que desde el Servicio Canario de Empleo se buscan mecanismos para ayudar a las personas que han perdido su sustento de vida.
Paralelamente, el Gobierno central ha activado el Consorcio de Compensación de Seguros para poner a disposición de los afectados por el volcán de La Palma un teléfono gratuito y una página web donde puedan agilizar la tramitación de los daños que les haya ocasionado la erupción volcánica.
Además, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá ya ha anunciado que se están estudiando situaciones específicas en los ERTE asociados a la erupción del volcán Cumbre Vieja, en La Palma.
Daño para las explotaciones agrarias
La erupción del volcán ha afectado a una de las principales actividades económicas de la isla: la agricultura, especialmente la producción platanera, en peligro por el avance de la lava, que arrasa con todo lo que hay a su paso, incluidas la red de comunicaciones, las líneas eléctricas, las carreteras y las tuberías de riego que permiten llevar el agua hasta las plataneras, que se perderían, precisamente, por la falta de riego y la imposibilidad de su recogida.
Sería una "debacle económica", lamenta el presidente de la Federación de Empresarios de La Palma (FEDEPALMA), Tomás Barreto. "Hay que improvisar, ser rápidos y ágiles para intentar rescatar la producción que no se coma la lava. Hay que recoger lo que está a punto y seguir regando la que está en marcha. Si no, sería una tragedia", apunta, por su parte, el presidente de la Asociación de Productores de Plátano de Canarias (Asprocan), Domingo Martín.
"Es muy importante para salvar la producción y el mercado, porque en invierno es cuando hay más demanda para la exportación de plátano y por eso tiene más valor económico. Además es cuando más lo reclama el consumidor porque hay menos frutas de otro tipo", dice el responsable de los empresarios de la isla.
Daño para el sector turístico
El otro gran motor económico de La Palma es el sector turístico. La zona por la que transcurre la principal lengua de lava concentraba más de un centenar de casas rurales y pequeños complejos de viviendas vacaciones, muchas hoy sepultadas por la lava.
"La zona del suroeste, la afectada el estallido del volcán, es un área turística; es donde hay más playa, más sol y el ambiente es propicio para esa actividad. El hotel más importante de la zona tenía medio millar de clientes en este momento que tuvieron que ser evacuados. Algunos ni siquiera pudieron llegar a recoger sus enseres", explica el presidente de FEDEPALMA.
Hasta que termine la fase de erupción, que según señalan los expertos puede durar semanas, no será fácil buscar caminos alternativos para acceder a ese núcleo turístico, cuyas infraestructuras, en todo caso, se tendrían que rehacer como consecuencias de los daños provocados por el volcán de La Palma.
