Rusia y Corea del Norte han estrechado alianzas militares que se han materializado en el tratado de asociación estratégica integral, por el que ambos países están llamados a colaborar en sus defensas en caso de un ataque extranjero contra sus territorios.
La guerra de Ucrania ha intensificado las sanciones contra Moscú y, a pesar de que inicialmente se apreció como una señal de debilidad que recurriera a la aislada Pyongyang, la realidad es que el acuerdo le trae beneficios: Corea del Norte, que acaba de explosionar sus carreteras con el sur, se ha abrazado por completo al Kremlin, con el envío de 10.000 soldados a Ucrania y la fortaleza que le otorga su arsenal nuclear y balístico.
Un apoyo humano en el frente de batalla del que Zelenski ha alertado en Bruselas por sus implicaciones: "Esto sería el primer paso hacia una guerra mundial", ha expresado el mandatario ucraniano, que realiza estas declaraciones tras la internacionalización de un conflicto en el que también se ve inmerso Irán con la producción de "drones y misiles" enviados a Ucrania.
Zelenksi ha citado fuentes de inteligencia para asegurar que en el territorio ocupado ya hay oficiales norcoreanos, pero también "fuerzas terrestres y personal técnico", entre otros, que está siendo entrenado para su traslado al frente de batalla. El mandatario defiende que este refuerzo se ha realizado para paliar el rechazo interno que está recibiendo Vladímir Putin por el reclutamiento masivo de nacionales para la guerra.
Las implicaciones de la llegada de Trump al poder
Zelenski necesita en estos momentos intensificar el apoyo de sus aliados, precisamente cuando teme que el respaldo occidental pueda tambalearse, con gran atención al resultado de las elecciones en Estados Unidos del 5 de noviembre, que podrían devolver a Donald Trump a la Casa Blanca.
El presidente estadounidense ha mostrado en varias ocasiones una retórica más próxima hacia Moscú y en contra del apoyo a las fuerzas ucranianas para combatir militarmente al ejército ruso que ha penetrado en el territorio de su país.
Mientras tanto, crecen las presiones internacionales para que el presidente ucraniano intente iniciar algún tipo de negociación de paz con Moscú, aunque Zelenski mantiene como una línea roja que Ucrania ingrese en la OTAN en cuanto termine la guerra. El presidente mantiene que este paraguas le ofrece "seguridad" e invita a Rusia a "participar de la diplomacia" en sus disputas.
A pesar de que la mayoría de líderes europeos acogen con buenos ojos en público el ingreso de Ucrania en la OTAN (con excepción de Orban y Fico), o que se ha calificado su camino hacia el ingreso como irreversible, la realidad es que hay reticencias por las implicaciones que conllevaría, así como el giro que podría suponer un cambio de gobierno en la Casa Blanca.
