Un hecho atroz y despiadado contra cuatro animales se ha perpetrado en el sur de Vigo, Galicia. Modesto Domínguez, un ganadero, que llegó a la zona de desparasitación cercana a la localidad pontevedresa de Oia, se encontró un panorama desolador y dantesco: la matanza de cuatro yeguas, a sangre fría, de una raza presuntamente milenaria.
El ganadero que se encontró a cuatro de estas yeguas con el cráneo hundido y a otros cinco caballos que salvaron la vida -aunque, con heridas de diversa gravedad- en un pasillo de desparasitación. Una imagen horrible y siniestra. Los cuatro equinos que corrieron peor suerte son garranos, una raza ancestral de los caballos. Estos vivían de forma salvaje en la sierra, aunque tenía propietario, y se usaban en la Rapa das Bestas, una fiesta tradicional, cultural y turística de la zona.
El Seprona ha abierto una investigación para descubrir a los autores de este salvaje maltrato animal que acabó con la vida de cuatro garranos. De momento, no se descarta ninguna hipótesis. Los dueños de los equinos corresponden a cuatro propietarios distintos de la comarca. Unos animales que según ellos "no molestaban a nadie" ya que vivían en O Areeiro, una zona muy apartada, donde apenas pasa gente.
Una matanza inexplicable
En #Oia han aparecido muertas 4 yeguas salvajes, de una raza milenaria en peligro de extinción, con signos evidentes de haber sufrido una agresión en la cabeza. El #SEPRONA de #Pontevedra investiga los hechos. Si sabes algo ... #colabora ????#062https://t.co/NdnJLn1Nd7pic.twitter.com/kyPUJZWca5
— Guardia Civil ???????? (@guardiacivil) 22 de enero de 2019
Lo que tienen claro los propietarios de las yeguas es que el o los salvajes que perpetraron tal masacre tenían que tener experiencia, además de conocer la zona. Ya que para conducir o guiar a los animales desde ese lugar hasta el pasillo de desparasitación hay un camino de aproximadamente un kilómetro y, para juntar o acorralar a los caballos salvajes se tiene que tener un cierto grado de práctica o de costumbre.
Arsenio Pérez, presidente de la Comunidad de Montes de Viladesuso, explicó a El País que "actualmente no existen conflictos entre los propietarios de caballos y de vacas, y estos caballos en concreto no daban problemas a nadie" y que lo encuentra "inexplicable".
Las primeras pesquisas de la investigación de la Guardia Civil de Tui es que creen que la intención era la de matar a los nueve garranos; sin embargo, algo les truncó la masacre y no la pudieron continuar. También se ha encontrado junto a la escena del crimen, como posible arma homicida, una contundente barra de hierro con la que fueron apaleados hasta morir.