Wen Junhong, una mujer del suroeste de China, se ha convertido en todo un fenómeno viral por mantener en su vivienda 1.300 perros callejeros a los que cuida, protegiendo de los accidentes de carretera y del cuchillo de los carniceros, una práctica muy común en determinadas regiones del país asiático.
Su labor toma mayor relevancia si se tiene en cuenta que vive en un país donde no hay ninguna tradición de mantener mascotas en casa, y menos a perros, a los que muchas veces se destina para la comida. Anteriormente se prohibía tener mascotas en casa, pero ahora sí se permite. Tenerlas en casa ahora parece que empieza a estar de moda, pero muchos ciudadanos terminan abandonando a sus animales al poco tiempo.
En el caso de Wen Junhong, sucede lo contrario. Su hogar parece una especie de arca de Noé donde los animales se salvan de una muerte prácticamente segura o, al menos, unas condiciones de vida cuanto menos poco dignas, donde el frío y el abandono son asegurados.
Según relata en una entrevista con la agencia de noticias AFP, mucha gente piensa que está "loca", ya que además de albergar más de 1.300 perros en su vivienda, también tiene a cientos de gatos, cuatro caballos, conejos y pájaros.
Una ardua tarea
Junhong, de 68 años, asegura que "la tierra no solo está hecha para el ser humano, también pertenece a los animales". Su día comienza a las 04:00 de la mañana con la limpieza de los excrementos que han dejado los animales durante la noche anterior.
Después les prepara la primera comida del día, unos 500 kilos de alimentos. Según confiesa, ha tenido que mudarse en varias ocasiones al ser perseguida pro los vecinos que no soportaban a los animales en su conjunto.
La venta de su anterior vivienda permitía financiar su actividad, para la que además tomó un préstamo de 60.000 yuanes (7.500 euros), mientras consumía sus ahorros y su pensión de jubilada como técnico medioambiental.
Desde que se ha hecho conocida en las redes sociales, Junhong recibe también donativos. Espera que con su fama pueda empezar a favorecer las adopciones, aunque los recién llegados a su casa siguen superando a los que se van.
La actividad de esta mujer, a pesar de todo, genera críticas. En las redes sociales surgen comentarios sobre las condiciones de las jaulas: "Estar encerrado en una jaula minúscula no es mejor que estar en la calle". Sin embargo, Junhong está gestionando el proyecto con poco apoyo externo y se notan las carencias en un país donde todavía hay falta de concienciación sobre el bienestar de los animales.
Junhong cuenta por el momento con seis empleados, que duermen en la misma habitación llena de bolsas de comida para animales. El proyecto es duro de gestionar, sobre todo ante la falta de espacio y el alto número de animales. Sin embargo, la vocación, en este caso, está moviendo montañas.