Le iba a dar una sorpresa y la sorpresa se la dieron a él, de tal manera que ni siquiera lo pudo contar. Christopher Bergan, un hombre de 37 años residente en Noruega, quiso emprender un viaje transatlántico con el mejor de sus deseos. Pretendía dar una sorpresa de cumpleaños a Richard Dennis, su suegro, que vivía en Florida. Recorrió 7.200 kilómetros a lo largo del océano atlántico. Para morir.
Todo ocurrió el pasado 1 de octubre de 2019. A Dennis no se le ocurrió que nadie pudiera estar tocando su puerta esa noche. No esperaba a nadie y menos en su puerta trasera. Asustado tras escuchar los noqueos, cogió un arma de fuego y salió de su casa con ella en la mano. No dudó en disparar, no lo hizo ni un segundo, pero lo que no sabía es que la persona que se había escondido entre los arbustos era en realidad su yerno, que había venido desde el país escandinavo para felicitarle por su 61 cumpleaños.
Tras lo ocurrido, Bob Johnson, sheriff del condado de Santa Rosa (Florida) compareció ante los medios de comunicación y se lamentó de lo ocurrido. Asimismo, pudo relatar como sucedieron los hechos y es que la bala que mató a Bergan, salió disparada de forma directa hacia su corazón. "Un trágico accidente", del que Dennis espera salir impune, por si la carga psicológica que conlleva cometer un delito así no fuera poco. Totalmente involuntario, pero real.
No presentarán cargos
Tras la ocurrido, las autoridades no pretenden presentar cargos penales contra Dennis y se espera que no tenga que hacer frente a ningún proceso judicial. De hecho, el sheriff llegó a afirmar durante el encuentro con la prensa que Dennis había sido víctima de una broma minutos antes, lo que desató su rabia. Puede ser que hasta este hecho formara parte de la sorpresa del fallecido, sin embargo Richard no se lo tomó así. Otro pariente cercano asustó al inquilino de la casa de la misma forma que lo hizo Christopher, discutieron y "lo ahuyentó". El resto, ya se sabe.
El jefe de policía del condado donde ocurrieron los hechos aseguró que no cuestionaría las acciones del asesino "por hacer lo que hizo" y cree que fue "un accidente horrible que nunca debió haber ocurrido". Tras haber cometido el crimen, Richard quedó totalmente consternado por lo que había hecho. "Cualquiera que sea religioso tiene que rezar por esta familia porque esto lo merece. No puedo imaginar por lo que están pasando", confesaba con lamento.
Un amigo de la víctima afirmó que Richard ahora se empieza a preocupar el uso de armas en Estados Unidos, aún legal en muchos estados. De hecho, asegura que su allegado fue víctima de la "cultura del arma" del país: "Estoy convencido de que la cultura de las armas tiene que ver con esta tragedia. Por favor, pensad en la que forma en que habláis sobre las armas y considerad el dejar de lado el orgullo de tenerlas. Enseña a tus hijos que son herramientas, no juguetes".