Fátima, una joven española de 21 años, permanece encarcelada en una prisión de Omán, donde cumple cadena perpetua en sentencia firme desde hace dos años. Su familia asegura que está prácticamente incomunicada y que las autoridades penitenciarias le obligan a portar un niqab, una vestimenta que le cubre todo el cuerpo, incluido el rostro, cumpliendo todos los preceptos ultrarreligiosos que se imponen en esta rica monarquía del Golfo Pérsico.
La joven está condenada por tráfico de drogas. La familia simplemente pide que sea extraditada a España y cumpla condena en España, con todas las garantías legales, que no sea traída como una mártir ni nada por el estilo. Simplemente, que pueda cumplir su condena con unas condiciones mínimas. El Código Penal de Omán considera este delito como uno de los más graves, junto con la prostitución y se teme por su situación. De hecho, el despacho de abogados que ha llevado su caso hasta ahora en Omán "considera indigno defenderla", según revela Mónica Santiago, su actual letrada, al diario ABC.
La joven tiene varios atenuantes a sus espaldas.Todo comenzó con una mala racha, cuando abandonó a sus amistades en España y unas malas compañías le plantearon un negocio con morfina, a lo que ella accedió. "Dice que ese viaje a Omán fue el mayor error de su vida", relata su letrada.
Cuando llegó, la joven mandó mensajes a su contacto español en el hotel diciendo que no accedía a continuar con el trato. Ese contacto le respondió que vendrían a llevarse la mercancía, a lo que ella aceptó. Sin embargo, esa misma noche, la policía entró en la habitación y se encontró los siete kilos de morfina en su interior.
Ella, en todo momento, colaboró con los agentes. Gracias a la información aportada, detuvieron a otra persona que llegó posteriormente a la habitación. Sin embargo, fue condenada a cadena perpetua en primera y segunda instancia.
El caso tiene negligencias, como que los abogados que representaron a Fátima en un primer momento presentaron el recurso ante el Tribunal Supremo de Omán fuera de plazo. Un error grande que evidencia que pesó el estigma del delito, sobre todo porque, considera la letrada, la gran carga de la culpa debería recaer sobre quienes captaron a la joven cuando tenía 19 años.
VOX, PP y Ciudadanos, únicos partidos en contra de apoyar la extradición
La joven vive un calvario en la prisión. Le obligan a rezar diariamente y a portar un niqab, a pesar de que no profesa la religión musulmana. Tampoco es consciente de que está condenada a cadena perpetua, ya que no se lo han comunicado por su reacción. Su letrada todavía no comprende cómo no se han tenido en cuenta dos atenuantes del calibre del desistimiento y la colaboración con la policía.
Por el momento, han realizado gestiones a nivel político, a través del grupo español en el Parlamento Europeo. "La han firmado todos los partidos españoles, excepto Ciudadanos, VOX y el PP, que dicen que no entran en temas de drogas", afirma la letrada al diario ABC. Además, asegura que hay implicación por parte de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya.
Por otro lado, "también hemos presentado una carta al Papa, ya que Francisco y el ministro de Asuntos Religiosos de Omán fueron compañeros de doctorado en Alemania. No quiero que el papa haga nada, pero con que le escuche, ya nos ayudaría mucho. Fátima es católica, está bautizada y para ella sería un impulso saber que eso ha llegado a Roma".
"No es lo mismo estar en una habitación con siete kilos que estar en una organización dedicada a esto. Por no hablar del desistimiento y la colaboración con la policía, que son dos atenuantes como una catedral". Esa es la diferencia a la que se atienen para que Fátima sea extraditada y no vuelva para ser libre ni como una mártir, sino para cumplir su pena en España y con las garantías del sistema penitenciario que existe en nuestro país.
