Fue en 1990 cuando la Organización Mundial de la Salud retiró la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales. Sin embargo, en 2022, hay quien sigue considerándola como tal y defiende las mal llamadas "terapias de conversión", como si fuese algo que se puede "curar". En España, es el caso de VOX.
La formación de extrema derecha defiende este tipo de "terapias" que son del todo perjudiciales. El último en pronunciase al respecto ha sido Ignacio Garriga, líder de VOX en Cataluña, que ha pedido que la sanidad pública en España cuente con "especialistas que puedan ayudar" a los homosexuales que "tengan dudas" sobre su orientación sexual. "Defendemos el concepto de libertad", ha asegurado al ser preguntado por estas peligrosas "terapias".
Garriga, en una entrevista concedida a Redacción Médica, ha defendido que que las personas que lo deseen puedan "voluntariamente hablar con profesionales de su situación afectivo-sexual" y "tratar esos temas".
"No estoy diciendo que haya que instaurar en todos los centros públicos terapias para los homosexuales, pero sí que si hay especialistas que pueden ayudar a alguien que tenga dudas", ha añadido el ultra.
Son varias las comunidades autónomas que cuentan con legislación que castiga estas "terapias" que buscan modificar la orientación sexual de una persona, aunque algunas, como la Comunidad de Madrid el actual Gobierno de Isabel Díaz Ayuso no lo aplica como ha sucedido con las "terapias" ofrecidas por el Obispado de Alcalá de Henares.
Disfrazando su odio de "libertad"
No es la primera vez que VOX defiende estas "terapias". Iván Espinosa de los Monteros, portavoz del Grupo parlamentario VOX en el Congreso, durante un debate en la Comisión de Igualdad del Congreso en 2020, defendió que los homosexuales puedan acudir a terapias porque forma parte de la "libertad de los adultos" y el Estado no debería "entrometerse" en esas decisiones.
Rocío Monasterio, portavoz de VOX en la Comunidad de Madrid, por su parte, firmó, junto a Hazte Oír y otros miembros de su partido, un manifiesto de la Plataforma por las Libertades que abogaba por "el derecho a la autonomía del paciente y a la libertad individual ante leyes que prohíben someterse a una terapia de reorientación de la inclinación sexual cuando se trate de revertirla a la heterosexualidad, incluso si esa fuera la voluntad de la persona y solicitara tal terapia, además se sanciona al profesional que se preste a ayudarle en su legítima pretensión". Incluso defendía la "libertad para llevar a terapia a los hijos gays".
