El estallido del volcán en la Cumbre Vieja de la isla de la Palma está generando una gran destrucción a su paso. La colada de lava engulle todas las construcciones, naturaleza... en definitiva, todo lo que encuentra a su paso, dejando un paisaje radicalmente distinto al que había antes.
La práctica totalidad del ecosistema se ha destruido en cuestión de horas y se ha quedado un paisaje mucho menos fértil y poco apto para que se desarrolle cualquier tipo de vida. Sin embargo, hay una horquilla de posibilidades sobre la mesa amplia y los expertos señalan que la incertidumbre se mantiene sobre cuándo volverá la vida a la zona.
Hay factores a tener en cuenta y en estos momentos cunde la incertidumbre. Todo depende de la forma en que la lava se fragüe y se solidifique, aunque siempre hablamos de un proceso bastante lento de realizarse. Por tanto, puede llevar desde décadas a varios siglos para mostrarse como era hasta hace tan solo unas semanas.
El ecólogo Fernando Valladares, del CSIC, señala en el diario La Vanguardia que lo primero que aparecerán son las bacterias y microorganismos, que no son muy perceptibles a la vista, pero sí muy importantes en cualquier ecosistema, ya que facilitan las condiciones de vida para quienes vengan después.
Habrá que esperar mucho más tiempo para volver a ver vegetación en la zona y hay incertidumbre sobre ello porque depende, por ejemplo, de cómo haya solidificado la lava. Para que sea posible, la roca se debería ir degradando poco a poco dejando que se cree suelo progresivamente y dé pie a los cultivos.
La mano del hombre
No todo se tiene por qué dejar a la fuerza de la naturaleza, sino que también la mano del hombre puede contribuir a acelerar los trabajos de reconstrucción. No se trata, en ningún caso, de guiar el proceso e impulsarlo, sino de poner algunas herramientas que puedan facilitar los cauces que sigue la naturaleza por sí sola para su propia regeneración.
El experto citado propone cosas puntuales, como modificar la morfología del terreno en algunos lugares muy concretos o ayudar con algunas semillas, aunque insiste en que este tipo de actuaciones deben ser siempre muy sutiles.
Sin embargo, la paciencia debe cundir, junto con la incertidumbre y un amplio abanico de posibilidades en cuanto al desarrollo del caso. No hay que olvidar que se podría llegar a ver algo de vegetación en la zona a los 15-20 años, pero todo dependerá de múltiples factores. De hecho, recalca, hay zonas volcánicas que no han conseguido regenerarse pese a haberse mantenido sin nuevas explosiones durante largas décadas.
Pequeñas construcciones
Sin embargo, el terreno no tendría por qué quedarse vacíos. En el plazo de un año, podría haber edificaciones sencillas, como casas pequeñas o carreteras poco complejas. Para ello, deberán hacerse estudios previos y conocer antes cómo se ha solidificado la lava.
Mientras tanto, se está estudiando un decreto para rectificar los terrenos, que por el momento son propiedad de cada uno de los dueños de las viviendas que, hasta la fecha, vivían en la zona. Ahora sepultadas, muchas viviendas han quedado irreconocibles, si se pueden divisar desde la superficie.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha afirmado que "el compromiso de las instituciones también se notará en la reconstrucción y la recuperación de todo lo dañado y todo lo perdido". Mientras tanto, el Gobierno canario está comprando casas y espera adquirir terrenos para instalar viviendas prefabricadas donde se puedan instalar los vecinos afectados.
