El caso de Poppi Worthington ha conmovido a toda la opinión pública británica por su excesiva crueldad, con una cota de violencia e irracionalidad incomprensible para cualquier ser humano.
La pequeña, de tan solo 13 meses, falleció el pasado 12 de diciembre de 2012 sin que nadie pudiera encontrar una explicación al suceso. La pequeña vivia con su padre, madre y hermanos en la localidad de Kendall, en Reino Unido.
Sin embargo, cinco años después la noticia vuelve a la actualidad tras conocerse los detalles del juicio y la autopsia. Los forenses han determinado que el padre violó a la niña hasta matarla.
Para ello, ha sido fundamental la declaración de la encargada de la autopsia, que ha determinado que ha analizado varias de las heridas que sufrió la pequeña en sus partes íntimas y en la zona interna de sus órganos reproductivos.
El padre le había sometido con tal violencia, que la pequeña tenía fracturada la pierna en dos partes, su cuerpo estaba lleno de cortes y los moratones evidenciaban que recibió varios golpes.
Absuelto
A pesar de la gran cantidad de pruebas que se presentaron contra el padre, el juez consideró que no había forma de constatar su autoría porque, previamente, los agentes de Policía habían perdido las pruebas que eran fundamentales para su condena.
La madre reclama Justicia. Había sido el propio padre el que llamara a la ambulancia, sosteniendo a su hija sin vida, desangrándose, esperando a una ambulancia durante más de 15 minutos.
Su mujer no olvida todo lo sucedido. Él continuará en libertad. Mientras tanto, una recogida de firmas intenta que el Gobierno reflexione y haga Justicia con un caso tan dramático.