José Manuel Villarejo ha declarado ante la Audiencia Nacional sobre el origen de las conversaciones electrónicas entre Iglesias y Monedero en 2016. En esa sesión, el ex-comisario ha dicho que le fue entregado un pendrive con toda la información robada del móvil de la asistente de Iglesias en aquel entonces. La persona que hizo llegar la información a Villarejo fue Alberto Pozas, director de la revista Interviú hasta hace dos años.
Desde junio de 2018, Alberto Pozas es el director general de Información Nacional en Moncloa. Este hombre está bajo las órdenes del secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver. Esto quiere decir que Pozas es actualmente el segundo al cargo del gabinete de prensa del Gobierno; vicedirector de comunicación de Pedro Sánchez.
Un contenido polémico
Lo que había dentro de la memoria flash eran varios chats en los que Pablo Iglesias hablaba con Juan Carlos Monedero. El dirigente de Podemos afirmaba en esas conversaciones sobre Mariló Montero que "la azotaría hasta que sangrase". Villarejo conservó el dispositivo porque consideraba que podía dar luz sobre las supuesta financiación que Podemos recibía de Venezuela.
La Fiscalía ha preguntado a Villarejo por qué tenía en su casa los datos de un teléfono móvil robado en 2016. El ex-comisario ha negado rotundamente tener conocimiento sobre el origen ilícito de esta información. Además, ha remarcado que fue Pozas quien le entregó el móvil, cuando este aún era el editor jefe la revista Interviú.
El robo del teléfono móvil
La versión de Villarejo se centra en que alguien muy próximo a Pablo Iglesias sustrajo la tarjeta de memoria del móvil para hacer una copia. Después, fue entregada a un periodista de Interviú. La publicación compró el material sin saber que había sido robado, pero después decidieron no publicarlo para no dañar la imagen de Podemos.
Según El Confidencial, el ladrón de datos de Podemos era alguien movido por la venganza o recelos personales. Por aquel entonces, Pablo Iglesias acababa de romper con Tania Sánchez y algunas fuentes situaban al dirigente de Podemos con Dina Bousselham (asistente personal de Iglesias en 2016). La jefa de prensa del partido progresista en ese momento, presuntamente, presionó a varios altos cargos de periódicos para evitar que se publicaran los chats.