La Audiencia Provincial de Madrid juzga a los dos vigilantes de seguridad de un centro comercial de Fuenlabrada, Madrid, que echaron ados chicos jóvenes por su actitud cariñosa sin cometer ningún tipo de delito o problema. La Fiscalía ha pedido, en principio, 18 meses de cárcel por un delito de odio para los acusados Iván G.A. y Francisco M.S.M.
La Fiscalía pide para los dos, por el hecho cometido el 4 de abril de 2017, en el centro comercial Plaza de la Estación, un total de 18 meses de cárcel y 3.600 euros de multa e inhabilitación durante cinco años para profesión u oficios educativos en ámbitos docentes o deportivos. Ambos, expulsaron e insultaron a una pareja homosexual que estaban besándose sin más, al ser avisados por un matrimonio.
Codigo rosa
Uno de los acusados ha confesado durante el juicio que existía un denominado "código rosa" entre los compañeros de seguridad. Este servía para alertar sobre la existencia o presencia de parejas gays en el susodicho centro comercial. Este auxiliar reconoció que se utilizaba para "hablar de dos personas del mismo sexo" a sus superiores. Sin embargo, no reconoce que se riera de ellos o que "les cogiese el brazo" para expulsarles. De hecho, afirma que si se hubiera tratado de una pareja heterosexual el comportamiento hubiera sido el mismo; eso sí, reconoce que no existe ningún código específico.
El auxiliar ha dicho durante el juicio que fue un matrimonio el que le acercó para avisar que dos chicos se "estaban besándose y magreándose en actitud inadecuada". De hecho, afirma que ellos le exigieron que llamara a sus superiores. Iván G.A. explicó que solo les dio un toque de atención a la pareja y que ellos le recriminaron "si tenía algún problema con los gays". Mientras, Francisco M.S.M, el otro vigilante, explicó que en ese momento se encontraba en el cuarto de cámaras donde observó la situación.
Humillados
Francisco M.S.M reconoce que los jóvenes no tuvieron ningún tipo de gesto violencia hacia su compañero. Incluso, afirma, que él no autorizó a Iván a echar a la pareja del centro comercial y que le llegó a recriminarle ese hecho. Por otro lado, el jefe de Seguridad del centro ha dicho que nunca "ha utilizado" esos códigos y que desconocía que su equipo lo utilizara. Él ha condenado la actitud de sus empleados.
La defensa pide al juez la absolución de ambos guardias de seguridad; mientras, la Fiscalía, en el caso que se desestime el delito de odio, ha pedido que sean condenados a 12 meses de prisión por un delito contra la integridad moral. Las víctimas dicen que se sintieron humillados y que las imágenes de las cámaras de seguridad corroboran que en ningún momento se magrearon.