El vídeo porno más visto en Internet suma un total de 225 millones de visitas. En él se recrea cómo cuatro hombres raptan a una mujer, la desnudan en contra de su voluntad y finalmente la acaban violando con una agresividad brutal y de una manera muy explícita. Ella intenta liberarse de los violadores, llora y grita desconsoladamente, pero no lo consigue.
La cifra de visitas asusta, pero no extraña, sabiendo que según un estudio, más del 48% de los vídeos porno contienen agresiones verbales, y hasta un 89% muestran agresiones físicas. Además, muchos de estos vídeos tienen títulos en los que aparece la violencia de manera muy clara y específica. Títulos en los que se cosifica a la mujer convirtiéndola en un objeto sexual, como por ejemplo: 'Hermanastro se folla a su hermana dormida', o 'Padrastro abusa de su hija y sus amigas'.
Cultura de la violación o cultura del porno
En 'Equipo de Investigación' de laSexta han hablado con Mónica Alario, una de las muchas expertas en la materia que denuncia esta situación. Alario es investigadora en pornografía y violencia sexual, y asegura que "la consecuencia principal es que se construye una sexualidad masculina en la que es compatible el obtener placer sexual con el ejercer violencia contra las mujeres". En su denuncia añade que "hay casos de violaciones muy ligados a la pornografía, como el de 'La Manada'".
También la investigadora destaca que es importante no pasar por alto el acto de grabar la violación en grupo. Según ella, "el hecho de que se graben es importante porque al ejercer violencia sexual en grupo lo muestran entre ellos, y van a poder mostrar la humillación y la dominación a todos los demás hombres a los que en un futuro les envíen ese vídeo".
Es un hecho que la cultura de la violación bebe hoy en día de la pornografía machista, fácil y masivamente disponible en internet. Una pornografía que lo que hace es erotizar la violencia sexual y de género, y en definitiva erotizar el dolor de las mujeres. Por eso se puede llamar cultura de la violación o la cultura del porno. Y, lo que es aún más grave (si cabe), es que esa pornografía se encarga de educar a los adolescentes que asumen que lo que ven en la pantalla es lo que realmente quieren las mujeres, que su verdadero deseo es que las sometan.
Consecuencias machistas en la sociedad
Según datos recogidos por Geoviolencia Sexual, una de cada cinco búsquedas en la red desde el móvil es sobre porno. Las cifras de vídeos vistos en el móvil de media por usuario al año asciende a los 348 y se producen 68 millones de búsquedas diarias sobre este tipo de grabaciones. Por este motivo es lógico que los expertos alerten de la distorsión que provoca este porno machista, acosador, violento y humillante, que se consume de manera masiva ante el silencio cómplice de la sociedad.
Cabe destacar que en el otro lado de la moneda existe una industria erótica hecha con principios, pagos justos y calidad cinematográfica a la que vale la pena darle una oportunidad. Se trata del porno de autor al que también se le suele llamar porno feminista. Aunque hay diversos debates sobre cómo la pornografía no puede ser feminista, el término se ha acuñado porque representa un tipo de erótica en el que se busca que la mujer deje de ser vista como un simple objeto y tome un rol activo en el que pueda disfrutar su sexualidad como mejor le plazca.