El asesino confeso de Marta del Castillo, Miguel Carcaño, ya ha cumplido casi la mitad de la condena de 21 años de prisión. Este hecho le permitiría disfrutar de hasta 36 días de permisos penitenciarios para abandonar el penal de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), pero no los ha solicitado: no tiene a quién visitar y le consideran como un 'apestado' en Sevilla.
Su vida diaria es completamente rutinaria. Se levanta a las 7 de la mañana, se arregla y baja al recuento de presos a las 8. Posteriormente, puede bajar al salón para disfrutar del desayuno preparado por el personal del centro.
Tras este desayuno, que suele durar una hora, Carcaño acude al patio. Allí pasa las horas muertas entre las 9:00 y las 13:00 horas. A última hora sube nuevamente al salón donde recibirá la comida.
Tras el almuerzo, Carcaño suele echarse una siesta, que habitualmente dura hasta las 5 de la tarde. En esa hora, todos los presos tienen la oportunidad de regresar nuevamente al patio hasta las 19:00 horas.
A las 20:00 nuevamente vuelve al salón donde le servirán la cena y posteriormente volverá a su celda donde ve la televisión hasta la hora de dormir. No tiene, eso sí, ningún dispositivo que le permita comunicarse con el exterior, ya que están prohibidos.
No quiere estudiar
Los reclusos tienen la oportunidad de cursar estudios e, incluso, titulaciones universitarias. Es uno de los pasos que se enmarcan dentro del plan de reinserción. Pero esto no le interesa a Miguel Carcaño: ni se ha matriculado, ni participa en las actividades de la cárcel.
Las únicas actividades en las que sí participa son los talleres de manualidades, donde trabaja con cerámica o madera; o alguna visita a la biblioteca. Su relación con el resto de reclusos es cordial y superflua, ya que vive de manera especialmente discreta.
A pesar de esta ausencia de interacciones, el asesino de Marta del Castillo sí que es bien conocido por el resto de sus compañeros. A pesar de todo, este hecho no le ha causado ningún tipo de problema con el resto.
Nadie quiere visitarle
El régimen de visitas no causa ningún impedimento en su rutina: básicamente, nadie se desplaza hasta el penal para mantener contacto con él. Su madre falleció y no mantiene relación con su hermanastro Francisco Javier Delgado después que que le acusara de asesinar a Marta y esconder su cadáver en la finca La Majaloba. Los únicos que han acudido hasta el lugar en el que habita Carcaño son varios familiares lejanos que en alguna ocasión han realizado visitas puntuales.
Miguel Carcaño aún debe esperar otros once años hasta que termine su condena, siempre en el caso de que no se vea reducida en algún momento. Sin embargo, todo apunta a que no regresará a Sevilla, donde es ampliamente conocido y ha recibido el rechazo de sus vecinos.