Enrique Abuín Gey, alias 'El Chicle', ha permanecido durante los últimos meses en el centro penitenciario de Mansilla de las Mulas (León), donde se espera que cumpla su pena íntegra por el asesinato de la joven Diana Quer.
Sin embargo, 'El Chicle' no se encuentra allí por el momento. Instituciones Penitenciarias ha ordenado su tralado a la cárcel de Teixeiro, donde fue internado en un principio, a la espera de celebrar el juicio contra él que se ha visto retrasado por diversos problemas a la hora de conformar el jurado.
Su asepcto actual es especialmente diferente al que presentó en el momento de su detención. Las personas que conviven con él entre los muros de prisión aseguran que ha engordado bastantes kilos y que presenta un aspecto 'greñudo', ya que se ha dejado el pelo bastante largo. Es lo mismo que ha hecho con su barba. El objetivo es muy sencillo: evitar que el resto de internos conozcan su identidad y puedan tomar represalias en su contra, tal y como relata Antena 3.
Abuín permanece actualmente en el módulo de Ingresos. Los funcionarios denominan esta zona del centro como una especie de 'cajón de sastre' donde pueden recluirse todo tipo de presos, aunque 'El Chicle' se acoje al artículo 75.2 del régimen penitenciario: está aislado del resto de los compañeros porque ha sufrido amenazas y porque es un objetivo para el resto de reclusos al haber protagonizado un axcto tan mediático.
Por otro lado, Abuín se encuentra catalogado como un preso de especial atención para las autoridades, por su peligrosidad y también por las dificultades para garantizar su seguridad. Por ello, se encuentra registrado en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES), lo que incluye un informe diario en el que se refleja su relación con los funcionarios, el resto de internos y las incidencias de especial relevancia en cada jornada. Sin duda, Abuín tiene un seguimiento especial del que no gozan todos los presos.
Mucha televisión, a la espera de ser captado por las cámaras y paseos por el patio
Sin duda, la gran afición de José Enrique Abuín son las cámaras de televisión. Durante su paso por Mansilla de las Mulas ha permanecido encerrado en la celda haciendo zapping a lo largo de las horas. De hecho, intentó trasladar su propia televisión entre sus pertenencias de camino a Teixeiro, pero no se lo permitieron.
Seguramente, echará en falta una tele en unos momentos en los que protagonizará las crónicas diarias como consecuencia de lo mediático que ha sido su caso. El propio Abuín no oculta entre los presos más allegados sus ansias por comenzar a celebrar la vista y ser captado por los focos. El boom mediático se ha convertido en un sueño para él que la dirección de prisión ha frustrado en parte al prohibir el traslado de su propio aparato de televisor.
En esas conversaciones entre los pocos reclusos con los que mantiene contacto asegura que su intervención en el juicio resulta una especie de rayo en la monotonía que, para él, supone la cárcel: "Me aburro, quiero que me vea la televisión", ha confesado.
Cuando Abuín tiene la oportunidad, también puede abandonar su celda. En esas ocasiones acostumbra a bajar y comprar algún producto a la venta en el Economato de Ingresos, ante la vista de los funcionarios que evitan las represalias del resto de presos. Posteriormente sube otra vez a su celda o aprovecha para realizar alguna llamada de teléfono si tiene la oportunidad.
Otra de las actividades, en este caso al aire libre, se produce en el patio. Generalmente baja a mediodía, lo hace solo y en una zona diferenciada que está cubierta con cámaras de seguridad desde todos los ángulos. El objetivo es evitar que 'El Chicle' pueda hacerse daño a sí mismo o que se lo puedan hacer los demás. De hecho, contempla diariamente los partidos de fútbol que sus compañeros disputan diariamente en el gran patio, pero sin permiso para bajar ni relacionarse.
Se ha encarado a los funcionarios, que describen su trabajo con él como "un marrón"
La actitud de 'El Chicle' en la cárcel ha sido complicada en los primeros momentos. El asesino confeso de Diana Quer se enfrentaba constantemente a los funcionarios y se ha negado constantemente a realizar las labores de limpieza básicas de los internos.
Sin embargo, con el paso de los meses, ha adoptado una actitud más sumisa y acorde con las órdenes que recibe por parte de las autoridades penitenciarias. En ello ha sido especialmente fundamental un módulo conflictivo con unos presos que literamente 'se la tenían jurada' a 'El Chicle'.
Los funcionarios han descrito el trabajo con Abuín como "un marrón". Señalan como uno de los puntos más controvertidos el fuerte dispositivo de seguridad que protege al reo en virtud del estricto programa de prevención de suicidos. Y, sobre todo, de las ganas de venganza que diariamente muestran el resto de reclusos.