"Un nuevo Gobierno que deje atrás las políticas de confrontación, de división y enfrentamiento". Esa fue la premisa bajo la que PSE-EE y PP acordaron en marzo de 2009, tras la resaca del polémico 'Plan Ibarretxe' y con el terrorismo de ETA golpeando, la firma de un pacto de investidura que llevó al candidato socialista Patxi López a ostentar la primera Lehendakaritza no nacionalista de la democracia.
Quince años después, la rúbrica de ese pacto parece completamente impensable. ETA ya no existe, los sucesivos gobiernos del PNV han optado por otra vía diferente al presidente Juan José Ibarretxe e, incluso, en la actualidad los socialistas mantienen una coalición con la derecha nacionalista conservadora en el Gobierno Vasco.
A pesar de que el discurso político se ve empañado en multitud de ocasiones con referencias al pasado, lo cierto es que los cordones sanitarios que se aplicaron a Batasuna y sus marcas blancas han desaparecido, al menos explícitamente, en lo que supone la victoria de la vía política en la izquierda abertzale.
Un resultado que abre un escenario inédito
En este contexto, EH Bildu ha experimentado un rápido crecimiento y el CIS le otorga una victoria en los próximos comicios. La formación ganaría por primera vez las elecciones autonómicas con el 34,2% de los votos, frente a 32,6% para PNV.
Se abre la incógnita sobre qué ocurriría en este contexto. En principio, los socialistas tienen intención de aumentar en la medida de lo posible su representación y alcanzar una coalición de Gobierno con el PNV, como mantienen desde 2016.
Sin embargo, teniendo en cuenta que EH Bildu juega un papel en la política nacional porque sustenta al Ejecutivo central en el Parlamento, se mantendría la incógnita sobre qué implicaría un pacto del PSOE con PNV en un escenario donde EH Bildu habría obtenido mayor representación.
Cabe recordar que el PNV ha funcionado como partido bisagra entre derecha e izquierda a nivel nacional y que, por ejemplo, tumbó el Gobierno de Mariano Rajoy cuando apoyó la moción de censura de Pedro Sánchez tan solo una semana después de apoyar los Presupuestos de Mariano Rajoy con los que daba por agotada su legislatura.
Otro escenario también contemplado es la posibilidad de un pacto similar al establecido en el pasado en Cataluña, que llevó a la izquierda y derecha nacionalista a gobernar en sucesivas coaliciones, primero liderada por Junts, que derivó en el procés y, posteriormente, liderada por ERC, que supuso un perfil más moderado y la ruptura de la coalición a mitad de legislatura.
Si EH Bildu y PNV alcanzasen un pacto de estas características, lograrían una abultada mayoría en el Parlamento Vasco, sin embargo, los conservadores quedarían visiblemente relegados a socio minoritario en este Ejecutivo después de haber gobernado durante la práctica totalidad del período democrático.
El giro de EH Bildu
El giro que ha emprendido EH Bildu durante las últimas legislaturas es evidente y ha sido señalado por todos los sectores. Una de las últimas personas en poner el foco sobre esta cuestión es la candidata de Elkarrekin Podemos, Miren Gorrotxategi, que ha acusado a la formación de pasar varios años "podemizándose" para ahora "peneuvizarse" y, de este modo, convertirse en un partido "atrapalotodo".
Lo cierto es que detrás del espectacular auge de EH Bildu se encuentra un giro de estrategia, pero también su captar en algunos nichos de voto específicos. La caída que está experimentando Podemos a nivel nacional también se replica en el País Vaco y el partido ha conseguido atraer a 20.263 votantes que optaron por la formación morada en 2020, a los que se suman otros 16.000 que también barajan esta transición, según una encuesta elaborada por Sigma DOS para el diario El Mundo.
Mientras que los programas de Batasuna se centraban en "sacar a las Fuerzas Armadas" del País Vasco y su control dentro del territorio, la aprobación del "derecho a la autodeterminación" y el "uso prioritario del euskera"; ahora se apela a la "soberanía estratégica", el "reparto de la riqueza", la "transición ecosocial", las "libertades democráticas" o la "transformación, transparencia y modernización de la Administración pública".
Estos próximos años serán decisivos para afrontar los retos de este siglo, una era de grandes cambios sociodemográficos, tecnológicos, energéticos y de emergencia climática.
— EH Bildu (@ehbildu) April 4, 2024
Es tiempo para apartar las inercias y establecer una agenda del cambio, con 9? ejes estratégicos: pic.twitter.com/ttULEJUIGY
Su programa también apuesta por la lucha contra la corrupción, destaca la relación "confederal" con España, llama a una "consulta habilitante" y profundizar en la "soberanía" para el "reconocimiento nacional", así como llama a "desmilitarizar la Ertzaintza" mediante un programa que disminuya el uso de armas de fuego. Además, defiende el incremento del 10% de la plantilla en atención primaria, con la incorporación de alrededor de 600 sanitarios.
El actual programa ha sido calificado por su candidato, Pello Otxandiano, como un conjunto de medidas que no ha calificado como electoral, sino de gobierno, y que tratan todos los ámbitos de la sociedad. Una vía que afronta un discurso en el que se incluyen iniciativas situadas en la línea de formaciones como Podemos y Sumar, pero también en el marco del PSOE, y que muestran una apuesta más transversal.
La cuestión generacional
Una hipotética victoria de EH Bildu podría representar la mayor muestra de la consolidación de un relevo generacional en el País Vasco que, al menos en la trayectoria, ya se encuentra en el candidato de la formación.
Pello Otxandiano tenía 28 años cuando ETA anunció el fin de la lucha terrorista en 2011, mientras estaba terminando sus estudios de ingeniería de telecomunicaciones y se estrenó en la política institucional como concejal de su pueblo.
Su candidatura se aleja del perfil que la formación había mostrado en el pasado, aunque no existe un corte como tal. Se trata de una persona de la máxima confianza de Arnaldo Otegi, a quien ha aconsejado en diversas cuestiones, como medioambiente, energía o educación.
Se le considera un ideólogo del partido en la etapa actual y tiene como principal objetivo aumentar la presencia institucional de la formación que representa, optando por tanto, por una vía más transversal que alcance a un mayor nicho de población.
La llegada de EH Bildu a una victoria electoral representaría la consolidación de la salida política para el mundo abertzale, dentro de la coalición que sucedió a diversas marcas y que en el pasado fueron ilegalizadas.
La vía Sinn Féin que inspira a EH Bildu
La formación sigue un camino paralelo a otra formación independentista, ERC, que también ha experimentado un drástico crecimiento durante las últimas citas electorales. El partido, minoritario en el pasado, consiguió en los últimos comicios celebrados en 2021 una representación de 33 escaños (frente a los 10 que, por ejemplo, en 2010) y gobierna la Generalitat de Cataluña, hasta mitad de legislatura con Junts como socio minoritario, un partido heredero de la Convergencia que en el pasado mantuvo todo el poder institucional.
ERC también ha optado por una vía más pragmática, moderando su discurso y, tras el procés, gran parte de sus dirigentes (como Oriol Junqueras), optaron por acudir a los tribunales españoles a diferencia de Junts, cuyo presidente, Carles Puigdemont, permanece fugado.
La formación también ha optado por destacar en su discurso cuestiones medioambientales o relacionadas con el reparto de la riqueza, con una retórica y presentación más institucional, a través de las que ha ampliado su nicho de voto hasta erigirse como alternativa de Gobierno.
Los dirigentes de EH Bildu y ERC, Arnaldo Otegi y Oriol Junqueras, han acudido en varias ocasiones a los actos del Sinn Féin, que defiende la independencia de Irlanda del Norte y acumula grandes similitudes en su estrategia. En 2023, durante una conferencia anual de esta formación, ambos defendieron que la celebración de una consulta era imprescindible y que es hora de "abrir el debate sobre la cuestión nacional".
"Nuestra victoria le muestra el camino a Bildu", ha defendido recientemente Francis Molloy, histórico dirigente del Sinn Féin, en una entrevista con el diario El Español. El modelo de Irlanda del Norte siempre fue una referencia para la izquierda abertzale y la formación nacionalista logró en mayo de 2023 una histórica victoria.
Esta formación ha emprendido una exitosa estrategia electoral que implica un mayor protagonismo para las cuestiones sociales, una renovación de dirigentes y una llamada a los votantes más jóvenes intentando conectar con sus prioridades.