La espectaculares imágenes dieron la vuelta al mundo: la torre Grenfell de Londres, un enorme rascacielos con viviendas residenciales de Londres ardía como una antorcha y ante la mirada atónita de vecinos y curiosos.
Los efectivos de Emergencias se mostraban exhaustos e impotentes ante una situación que era imposible de controlar. La acción de la comunidad musulmana que vivía en el edificio fue determinante para salvar muchas vidas, pero la tragedia era imposible de evitar: 79 personas llegaron morir entre las llamas.
Ahora, aún con el malestar en el cuerpo, hay turistas que están comenzando a tener una actitud muy reprobable: se están dedicando a realizarse autoretratos ante los escombros entre los que han muerto casi ocho decenas de personas y que evidencian las ruinas de 600 familias que perdieron en su interior todo lo que tenían.
La actitud no ha sido del agrado de los afectados, que han podido comprobar cómo entre las personas que acudían a ayudar a las víctimas y donar todo tipo de bienes, había otras que simplemente se acercaban a la zona a dar rienda suelta a todo el morbo que les ha despertado este escándalo.
Los vecinos de la zona y las víctimas se han mostrado completamente indignados ante lo que consideran una completa falta de respeto. Por todo ello, han comenzado a actuar y han colocado varios carteles y pancartas en los que recuerdan que la tragedia no puede ser usada, básicamente, como una "atracción turística".
Caso omiso
A pesar de las peticiones de respeto y las peticiones para que los visitantes empaticen con las víctimas, los turistas están haciendo caso omiso y continúan dando rienda suelta al morbo que despierta todo este suceso.
Cuando los visitantes comprueban la presencia de carteles o comprueban el malestar que provoca su actitud, responden de una manera que está siendo muy criticada: "la gente pide que muestren un poco de respeto, éste no es lugar ni momento para el turismo, pero han continuado haciéndolo y simplemente se desplazan a otro lugar", ha relatado un vecino del inmueble.
La situación está provocando la completa indignación de los vecinos: "Es un espectáculo repugnante que las personas que est`én tratando de hacer el duelo no quieren ver o no deberían ver".
Todos estos hechos recuerdan en parte al Yolocaust, una iniciativa de un fotógrafo que quiso dejar patente el malestar que le provocaba ver a los turistas fotografiándose sonrientes en un campo de concentración, el de Mauthausen, en el que llegaron a ser asesinadas hasta 9 millones de personas por su simple condición, origen, religión, ideas políticas o nacionalidad.
Igual sucedió tras el atentado de la Sala Bataclán, en la que llegaron a morir 89 personas y que fue el centro de los selfies de los turistas durante los días posteriores al suceso. De hecho, el presentador Carlos Herrera fue muy criticado en redes sociales po replicar este gesto.
El causante: un frigorífico
Mientras tanto, las autoridades continúan investigando los hechos en medio de las manifestaciones que reclaman justicia por la inacción de las autoridades. Los vecinos habían criticado que la estructura del edificio era deficitaria y el riesgo de que esto sucediese era completamente evidente.
Al parecer, el revestimiento del edificio no cumplía con las normas de seguridad más básicas, análoga situación a la que sufrían los materiales que garantizaban el aislamiento térmico de las instalaciones.
Por todo ello, los vecinos corrían el peligro de que cualquier llama descontrolada en las plantas inferiores de la construcción ascendiese rápidamente hacia las plantas superiores provocando una tragedia de consecuencias devastadoras, tal y como se ha podido comprobar finalmente.
Según la superintendente de la Policía Metropolitana de Londres, Fiona McCormack, las primeras conclusiones a las que ha llegado la investigación (en la que están participando hasta 250 especialistas), ha llegado a la conclusión de que todo se originó por "la explosión de un frigorífico" que se originó de manera accidental en uno de los apartamentos de la parte inferior de la torre, concretamente en la cuarta planta de 24.
El bloque de viviendas, que era de protección oficial, ha quedado en completa ruina, por lo que el Gobierno está proporcionando una ayuda mínima de 565 euros (500 libras) a cada uno de los afectados, para que puedan salir hacia adelante por el momento. El Gobierno ahora está investigando una tanda diaria de 100 edificios para evitar de nuevo una tragedia de estas características.