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Unas enfermeras dejan morir a un veterano de guerra y se graban entre risas

El anciano estadounidense fue desatendido por las trabajadoras sanitarias pese a que había activado la alarma de emergencia.

En Estados Unidos más de 251.000 seres humanos mueren cada año por negligencias imputables a los médicos. Es una cifra que solo queda por detrás de los fallecimientos por enfermedades cardiacas y por padecimiento de cáncer. Así lo afirma un estudio de la Universidad John Hopkins publicado en The British Medical Journal.

Dentro de esta increíble e inhumana cifra, se encuentra el caso de James Dempsey, un veterano de guerra de 89 años que se encontraba ingresado en un centro de mayores en Atlanta (Georgia, EEUU) para ser cuidado por los especialistas médicos. Este anciano falleció por culpa de la dejadez de las enfermeras que no tuvieron ningún reparo en hacer caso omiso, prácticamente, a la llamada de auxilio a través del botón que tienen los pacientes en sus camas para activarlo en caso de emergencias.

Y eso fue lo que hizo precisamente Dempsey el 27 de febrero de 2014. Durante la madrugada de esta jornada, se despertó asfixiándose mientras gritaba y pedía ayuda a los enfermeros. Sin embargo, la respuesta tardó en llegar y no solucionó el problema de la víctima que fallecía un par de horas más tarde por culpa de la negligencia médica, entre risas de las cuidadoras.

Una reanimación que llegó tarde

James Dempsey durante la Segunda Guerra Mundial
"James Dempsey durante la Segunda Guerra Mundial"

Este veterano que defendió a su país durante la Segunda Guerra Mundial sobrevivió a la contienda internacional pero no a la estupidez e indecencia humana. Es lo que la propia cámara oculta instalada por sus familiares en la habitación ha transmitido a toda la ciudadanía desde que el Tribunal Supremo de Georgia permitiera sacar a la luz las grabaciones.

La cadena NCB 11 Alive se hacía eco de la emisión de lo que allí sucedió hace casi cuatro años. A las 4:34 de la madrugada, Dempsey despertó asfixiado y comenzó a gritar: "¡Ayúdenme, ayúdenme! ¡No puedo respirar, ayuda!", insistía una y otra vez sin que ningún médico acudiera a su llamada. 

Tuvieron que transcurrir ocho minutos para que una enfermera entrara a la habitación. Sin embargo, su presencia tampoco solucionó nada: colocó las sábanas; miró los tubos aparentemente sin demostrar que le importaba lo que hacía; apagó el botón de emergencias y se puso de espaldas al paciente. Después de entrar para no hacer prácticamente nada, este señor se quedó solo durante al menos otra hora.

Las enfermeras volvieron a la habitación y Dempsey ya se encontraba inconsciente. A las 06:30 de la mañana una de ellas, Wanda Nuckles, comenzó a realizarle unas maniobras para devolverlo a la vida. Apenas unos pocos movimientos tras los cuales desistió. Lo más grave e inhumano: todo esto ocurrió entre risas de las propias sanitarias.

El centro dio una versión diferente de lo ocurrido a la familia del fallecido. Llegaron a asegurar que acudieron rápidamente a auxiliarle y reanimarle sin éxito. Unos testimonios que se mantuvieron durante la celebración del juicio. Sin embargo, la cámara oculta instalada en la habitación demostró ante los tribunales que, en realidad, habían perdido su vocación de enfermeras y toda su humanidad durante la madrugada del 27 de febrero de 2014.

Un juicio demoledor

Durante el juicio se visionaron las grabaciones de la cámara oculta ante la incredulidad de las acusadas.
"Durante el juicio se visionaron las grabaciones de la cámara oculta ante la incredulidad de las acusadas."

-"¿Está de acuerdo que parece que está intentando respirar?", le pregunta el juez a una de las acusadas mientras le enseñan las imágenes de la víctima pidiendo auxilio.

-"Lo parece", contesta ella.

El magistrado continúa describiéndole los hechos sucedidos durante aquella noche mientras visionan -para sorpresa de la acusada, que había mantenido sus argumentos falsos hasta ese momento- los vídeos.

-"¿Cómo se siente viendo a este hombre?", continúa el juez.

-"Enferma", responde la acusada con semblante serio.

Durante el juicio, continúa el visionado. Se puede observar cómo ella entra a la habitación aquella noche y se ríe cuando el veterano de guerra ya está muerto. El juez procede a preguntarle:

-"¿Había algo divertido que estuviera ocurriendo a las 06:30 del 27 febrero de 2014?".

-"No tengo ni idea, no lo recuerdo", fue la respuesta de la enfermera.

-"¿Dejó de hacerle la reanimación tras seis compresiones por algún motivo?", le pregunta el magistrado.

-"No lo recuerdo", replica ella.

-"¿Esa es la manera de responder a una emergencia?", le interpela el juez.

-"No", zanja la acusada.

Tras el juicio, la familia llegó a un acuerdo con este centro médico privado que no ha trascendido a los medios. A la acusada interrogada y a otras dos compañeras se les ha retirado la licencia. Este caso demuestra la ineficacia de un sistema sanitario estadounidense que prioriza las capacidades económicas de los seres humanos por encima de las necesidades básicas de salud de los ciudadanos y ciudadanas de su país.

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