"Es un acuerdo justo. Somos empáticos". Con esta premisa, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha justificado el acuerdo con la canciller alemana Angela Merkel para acoger refugiados de origen español dentro de nuestras fronteras. Una decisión que está contribuyendo a una reacción xenófoba por parte de algunas personas en las redes sociales, con todo tipo de bulos y mentiras contra refugiados que solo buscan salvar sus vidas.
Dejando de lado los beneficios que trae la llegada de inmigrantes, algunos diarios se han dedicado a omitir información, dejando entrever un acuerdo que solo busca salvar la gobernabilidad de la presidenta germana.
Este punto tiene cierta veracidad. El país germano sufre una oleada de racismo y xenofobia. Una tendencia que se ha materializado en el auge de la extrema derecha de Alternativa por Alemana, un partido que abandonó el liberalismo conservador, para abrazar la ola anti-inmigración que recorre europa en las manos de Alice Weidel y Alexander Gauland. Una política que incluso provoca guiños en los socialdemócratas del SPD, que abogan por eliminar el plan de reunificación familiar de los beneficiarios de asilo.
Merkel, por tanto, ha iniciado una ronda de acuerdos con Sánchez, pero también con el primer ministro griego Alexis Tsipras, aquel que mantuvo una postura completamente beligerante contra Alemania durante la era de recortes en materia de derechos sociales.
"He logrado más de lo que yo esperaba", ha sido una de las frases pronunciadas por parte de Angela Merkel que más se ha destacado en algunos diarios. Pero... ¿por qué beneficia a España?
Por fin se reconoce al sur de Europa como frontera exterior
Los países del sur de Europa han sido tradicionalmente la vía de entrada de aquella inmigración que huye de países en conflicto o situaciones sociales precarias. Grecia, Italia y sobre todo España (el único país comunitario con territorio en el norte de África), son la frontera exterior de la UE.
El problema llega por parte del resto de países. Los problemas registrados en las vallas de Melilla, Ceuta; necesitan de un apoyo exterior que no llega. Porque somos el país que soporta mayor flujo y presión migratoria de toda Europa. Atender a toda esta población necesita recursos de los que no disponemos.
El centro y norte del continente se desentiende y no presta apoyo económico y soporte para controlar la entrada de una inmigración que, por otra parte, apuesta por abandonar nuestros países por otros más prósperos.
En este punto, Alemania se compromete a ofrecer soporte financiero a España para mejorar su frontera, una tradicional reivindicación de nuestras autoridades que por fin se ve satisfecha.
Un número limitado de acogidas
A pesar de que la inmigración genera beneficios en los países de acogida, el número de personas que recibirá España es limitado. Según se ha expresado en la primera parte del acuerdo, tan solo se recibirá a aquellos que han entrado a través del país ibérico y hayan cruzado a Alemania a través de Baviera y Austria, una ruta inusual.
Faltan detalles por concretar (recuerden en este punto toda la presión financiera recibida desde Berlín), pero todo apunta a una política de gestos con la que Merkel intenta ganar apoyos dentro de sus fronteras, antes que una medida con efectos reales. Todo, a cambio de dinero y apoyo financiero para nuestro país.
Junto a ello, Sánchez asegura que quiere transmitir un "mensaje político de que España es solidaria y responsable" con una crisis humanitaria que recuerda, por otra parte, a las necesidades que vivió nuestro país durante el pasado siglo.
Acuerdos con Marruecos
El acuerdo con Alemania es similar al firmado entre España y Marruecos, la principal ruta de entrada del África subsahariana en su viaje y travesía hacia Europa. Personas escondidas en el monte Gurugú que han recibido todo tipo de malos tratos por parte de las autoridades del reino alauí.
Estos hechos, unido a la pesca en aguas cercanas al Sáhara Occidental, han llevado a unas relaciones estrechas entre dos países con dificultades para entenderse. Algo que se ha materializado tradicionalmente en un primer viaje exterior de todos nuestros presidentes a Rabat.
Esto último se rompe ahora con Sánchez y su visita a Alemania. ¿Se trata de un giro hacia Europa en pleno Brexit y un cambio de relaciones con Bruselas?. Puede ser otro guiño similar a la incorporación de Nadia Calviño, procedente del Ejecutivo de la Comisión Europea. La política de Sánchez apunta a ello, aunque las relaciones con Marruecos siguen siendo vitales para nuestro país.
