Juana Rivas sigue escondida. Y, desde el pasado 8 de agosto, en busca y captura. La policía la está buscando. A ella y a sus hijos. Los niños deben de ser entregados a su padre de inmediato, así lo han decidido los tribunales en reiteradas ocasiones. Mientras tanto, la denuncia que interpuso Juana Rivas el pasado año por malos tratos sigue guardada a espera de ser traducida al italiano, ya que será en Italia donde Francesco Arcuri deberá ser juzgado.
La situación se complica cada vez más para Juana. Todo apunta a que la joven granadina no aparecerá a menos que la justicia española le garantice la protección que ella demanda: su deseo es que su denuncia prospere, que su expareja sea juzgada y ya entonces que se decida qué ocurre con la custodia de los niños. Juana tiene muy claro que los críos no pueden quedarse con su padre, un italiano al que ella acusa de malos tratos.
Una sentencia del año 2009 lo condenó por lesiones en el ámbito familiar. Ahora él niega los hechos, pero la agresión se probó en su momento con un parte de lesiones y una denuncia que interpuso el facultativo que la atendió. Tres años más tarde Francesco no devolvió al hijo mayor a su madre tras un periodo vacacional, tal como explicamos hace unos días en exclusiva en este portal.
Ahora el entorno de Juana nos ha contado, en exclusiva, más detalles acerca de la vida de la granadina junto a su supuesto maltratador.
"Francesco es un encantador de serpientes"
Su círculo más cercano define a Juana como "una persona soñadora, luchadora y buena amiga". Juana siempre ha tenido algo entre manos. Un proyecto, una idea, una ilusión. Su fuerza y sus ganas de prosperar la han conducido a una vida llena de retos por cumplir: "Todo lo que se proponía lo conseguía. Nunca había un "no" para ella, siempre había un "por qué no", siempre iba a por todas".
Conocer a Francesco y formar una familia con él fue también uno de los proyectos que Juana afrontó con más ilusión. "Al principio estaba muy ilusionada. Él es un hombre de mundo, tenía un negocio en Londres, era una persona a la que le gustaba mucho viajar y parecía que tenían muchas cosas en común. Al principio las relaciones son muy bonitas, pero luego se empieza a ver la verdad de cada uno", nos cuenta su entorno más cercano.
Pero pronto llegaron los golpes. Parece que nunca nadie fue testigo de las agresiones, aunque sí de las marcas que le dejaban: "Él es muy listo. Él sabía hacerlo muy bien para tener delante del resto buena cara, aunque luego por detrás era otra cosa". El entorno de Juana lo define como un auténtico "encantador de serpientes": "Es una persona que de cara a los demás tiene siempre una sonrisa fingida, extraña, un comportamiento neutral. Pero detrás de toda esa parsimonia que representa hay un tío muy listo y muy manipulador. Sus cambios de humor con ella no eran normales".
"Ha aguantado tantos años a su lado porque pensaba que cambiaría"
Una de las mejores amigas de Juana recuerda lo que ocurrió después de la denuncia del 2009. Juana se lo contó y ella pudo ver las consecuencias de aquella agresión: "Tenía la mano lastimada, algunos arañazos y moratones en la cara. Estaba dolorida". Aunque aquella no fue la única vez que reconoció en el cuerpo de su amiga el dolor y el sufrimiento de los malos tratos que sufría: "Recuerdo haberla abrazado una vez y ella ponerse muy tensa, ponerse a llorar y a contarme que había tenido un episodio fuerte con él, con empujones y tal, y que le había hecho daño".
En la primera denuncia, en la del año 2009, consta que tanto Juana como Francesco se agredieron mutuamente. Más tarde, en la sentencia que firmó la jueza, Juana quedó absuelta del delito de malos tratos y su entorno cuenta que en aquella ocasión ella solo quiso defenderse. No obstante en las últimas semanas son muchos los testimonios que han salido a hablar sobre la pareja, y algunos de ellos han contado que Juana también era violenta con Francesco, y que su dinámica habitual era la violencia, algo que el entorno de ella niega en absoluto: "Al revés, ella era demasiado compasiva. Ha estado en silencio demasiado tiempo".
De hecho su entorno tiene muy claro por qué Juana siempre guardaba una segunda oportunidad para Francesco: "Ella tiene un don, que a veces es maravilloso, que es transformar las cosas feas en súper bonitas. Del fango hace flores. Sabía lo que había, pero tenía amor, esperanza e ilusión. Pensaba que él cambiaría. Ese ha sido el motivo por el que ha aguatando tantos años a su lado". Un patrón de comportamiento reiterado entre las mujeres víctimas de violencia de género: aguantar, creer que su maltratador cambiará, confiar en él, justificar sus golpes, autoculparse.
La ventana por la que Juana podía escapar
Su vida en Italia fue, según su entorno, un auténtico infierno. Francesco la ha acusado de mala madre, de estar constantemente de fiesta y de despreocuparse de sus hijos. Sin embargo, el entorno de Juana tiene una versión muy diferente a la del italiano: "Él no cuidaba de los niños, ella se hacía cargo del negocio y de los niños, siempre estaba agobiada. Él ahora dice que los llevaba al colegio, pues sería lo único que hacía. Él estaba todo el rato enganchado al ordenador, le daba igual todo y ella estaba agotada muchas veces".
Uno de los episodios de violencia que más impactó al círculo más íntimo de Juana fue una ocasión en la que Francesco habría encerrado a su expareja en casa, algo que al parecer era bastante habitual: "Le escondió las llaves y la encerró en casa. Puso un candado, pero ella tenía un experimento para poder salir de casa. Lograba que una de las ventanas de la casa no se cerrara para poder saltar desde ella y salir. En una de estas, el hijo mayor estaba presente, y él mismo le decía "¡Mamá, corre! ¡Mamá, corre!".
Su entorno más cercano no era del todo conocedor de la situación que vivía Juana en Italia. Una de sus amigas españolas sí conocía más detalles sobre su vida en la isla de Carloforte: "Ella se callaba porque no nos quería hacer sufrir". Su círculo de amigos y familiares reconoce que, al principio, Juana tenía muy claro que debía alejarse de él. Ni siquiera ellos tuvieron que convencerla: "Ella lo tenía clarísimo. Pero él la ha perseguido, la ha agobiado, la ha llamado veinte mil veces diciéndole insultos de todo tipo".
"En una ocasión intentó ahogarla... No la ha matado de milagro"
Tras no aparecer el pasado 8 de agosto, Juana se enfrenta ahora a varios delitos: sustracción de menores, delito de desobediencia, malos tratos psicológicos a los hijos y al padre y obstrucción a la Justicia. Un comportamiento que podría desembocar en varios años de cárcel, una situación extremadamente complicada y que, sin embargo, su entorno justifica sin titubeos.
A una de sus mejores amigas se le corta la voz cuando nos explica por qué ella hubiera actuado de la misma manera que Juana: "Yo siento que ha hecho bien en no aparecer... Si es que en una ocasión intentó ahogarla... Si es que no la ha matado de milagro. Cuando a ti ha sido capaz de hacerte algo así, estoy segura de que ella piensa en el peligro de sus hijos. Que no tengamos luego que llorar por tantas mujeres que mueren a manos de sus maltratadores. Ella lo único que quiere es que sus hijos estén bien, y sabe que con él no van a estar bien".
Se desconoce, por el momento, qué personas de su círculo más íntimo están en contacto con ella actualmente. Su teléfono personal lleva apagado desde el momento en que desapareció. Ahora, y a través de este portal, su entorno más cercano le envía un mensaje de ánimo: "Todos estamos apoyándola al máximo, que esté tranquila, que esto va a salir bien. Que no puede ganar la batalla un maltratador, un maltratador no puede estar con sus hijos. Que siga luchando, que no está sola".
El vecino italiano que apoya a Juana: "Francesco la llamaba 'puta' y 'estúpida'"
Este portal se ha puesto en contacto con algunos de los vecinos italianos que conocieron a la pareja. Uno de ellos se entera por nosotros de la situación real que está viviendo Juana en España. Nos pregunta si su amiga ha cambiado de teléfono, porque nunca contesta, y le explicamos que está escondida. Él contesta: "Menos mal".
Este vecino nos reconoce que nunca vio a Francesco agredir a Juana, aunque sí afirma que la joven le contaba que su pareja era violento: "La llamaba 'puta' y 'estúpida'". Le preguntamos por Francesco, cuál es su opinión sobre él, y lo tiene muy claro: "Es una estúpida persona. Es un deficiente y un mal hombre. Los niños quieren más a Juana".
Antes de finalizar la conversación con él nos pide que le comuniquemos un mensaje a Juana: le ofrece su ayuda, incluso económica: "Si tiene problemas de dinero o cualquier cosa...". Luego nos pide que le demos un abrazo de su parte, y cuelga el teléfono entre lágrimas.