El 7 de marzo de 2020 fue asesinado Ricardo Ortega, uno de los reporteros más curtidos en conflictos armados: vocacional, valiente, un físico al que el periodismo le llegó por casualidad, pero al que el oficio le apasionó tanto que le llevó a buena parte del mundo para contar la verdad por encima de todo.
Veinte años después, muchos de sus compañeros, desde APM, han querido recordar para EFE el trabajo de este periodista audaz e independiente, que era capaz de llegar a los lugares más inhóspitos para informar en primera persona de lo que sucedía y lo hacia con la rotundidad que caracterizaba a sus entradillas de televisión.
De la física al reporterismo en Moscú
Primero lo hizo desde Moscú, donde llegó con una beca de la Unión Soviética para estudiar Físicas, una carrera que compaginó con colaboraciones en algunas radios y como traductor ruso para EFE, aunque pasó en días a escribir.
Firmó su primera crónica en la agencia junto a Bill Myers, un experimentado redactor con el que viajó pronto a cubrir una guerra, la de Nagorno Karabaj, como se relata en el libro 'Salgo para Haití', de Corina Miranda y Jesús Martín, en su memoria.
La delegada de EFE en Moscú, Silvia Odóriz, vio su talento para el periodismo y, cuando hubo una baja en Antena 3 Radio, ella sugirió su nombre. Simultaneó los dos trabajos hasta que EFE hizo un acuerdo con Antena 3 TV para que algunas delegaciones le hicieran también crónicas televisivas.
Empezó su andadura televisiva
Era febrero de 1994 y Ortega, que había aprendido un perfecto ruso, empezó su andadura televisiva con su característico tono de voz.
Se movía como pez en el agua en los conflictos que cubrió con el cámara Enrique del Viso. Trabajaron juntos tres años y medio (después con el cámara también de EFE Manuel Única). Cubrieron el desmoronamiento de la Unión Sovietica, las guerras de Chechenia, la de Bosnia, la tragedia nuclear en Chernobyl, pero también realizaron reportajes sobre cómo se desenvolvía la mafia rusa.
"Tenía un don especial, parecía que lo había hecho siempre, que había nacido para eso. Lo suyo era vocacional. Hacia entrevistas de horas y horas para buscar la información, y en ruso. Leía además muchísimo, incluso cirílico, y se lo estudiaba todo antes de ir a un sitio", detalla del Viso.
Trabajo intenso
Hicieron un trabajo muy intenso. Hubo un par de años en los que estuvieron más de 200 días en la guerra y muchas de esas noches tenían que dormir en el suelo o pegados por seguridad.
Eran tiempos en los que, según relata, los periodistas llegaban a las trincheras y se podía hablar con la gente e incluso con los propios guerrilleros, cosa que ahora -dice- no sucede.
La mayor parte de los viajes los hacían solos, pero en ocasiones los preparaba para que se pudieran incorporar algunos reporteros de otros medios. Como hablaba ruso facilitaba el trabajo a los demás, como reconoce la freelance Mónica García Prieto, que colaboraba con Onda Cero.
El 11-S: Nueva York
Quedó cautivado por un mundo en el que a los periodistas "se les daba una credibilidad absoluta y en el que se podía llegar a la verdad de las cosas", según García Prieto, quien mantiene que ">todo cambió tras el 11 S".
Ortega vivió ese ">cambio en el periodismo", tal y como advierte. El estaba destinado en Nueva York cuando sucedieron los atentados contra las Torres Gemelas, que retransmitió en directo con Matias Prats.
Después informó también de la respuesta militar al atentado, la guerra de Afganistán y de las 'supuestas pruebas' de Naciones Unidas de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, algo que Ortega quiso dejar claro que no se creyó, lo que según algunos compañeros de entonces, como Carlos Hernández, le pudo costar la corresponsalía.
El final, Haití
En el verano de 2003 le cesaron como corresponsal en Nueva York y, según cuenta Miranda, le dieron la opción de ir a Madrid, pero él no se veía allí y decidió irse por su cuenta a Haití, donde el presidente Jean-Bertrand Aristide parecía que podía caer en cualquier momento.
El 7 de marzo de 2004 murió tras ser tiroteado cuando cubría una manifestación en Puerto Príncipe de opositores a Aristide. La Audiencia Nacional archivó en 2011 la investigación sobre la muerte al desconocer la autoría de los disparos.
¿En qué podría estar trabajando hoy Ricardo Ortega? Es la pregunta que se hacen hoy muchos compañeros. En Ucrania, posiblemente, responde Miranda. "Podría ser director de cualquier cadena", replica su cámara y amigo Enrique del Viso, quien realmente no lo ve ocupando un despacho: "El era un periodista de estar en la calle, siempre, siempre observando".