Todos conocemos el efecto de la famosa pastillita azul. Muchos hombres con problemas de disfucnión eréctil recurren a ella para provocar las erecciones y así mejorar su vida sexual. En algunas ocasiones, la Viagra puede ser la mejor amiga del hombre. El problema llega cuando sientes sus efectos sin haberla tomado.
El pasado 30 de noviembre se conoció la noticia de que en Reino Unido se permitiría la venta de Viagra sin necesidad de receta médica, pero no muy lejos de allí, concretamente en un pequeño pueblo de Irlanda, todos los lugareños llevan años sintiendo sus efectos sin necesidad siquiera de ir a la farmacia.
En Ringaskiddy, un pequeño pueblo pesquero situado en el condado de Cork, la famacéutica Pfizer, encargada de la producción de Viagra, instaló hace dos década una fábrica, famosa por sus "humos del amor", y es que habría dotado a los hombres de la localidad y hasta a los perros de una enorme potencia sexual.
"Lo hueles y ya estás empalmado", ha asegurado un vecino. Debbie O'Grady, camarera de un pub local, ha reconocido a Sunday Times que debido a este suceso llevan "años respirando el 'humo del amor' gratis". Otra mujer, una viuda que se define como "coqueta", corrobora que "hay algo en el aire" ya que "siempre hay un hombre dispuesto".
La respuesta de la farmacéutica
Pfizer ha tenido que pronunciarse debido a estas denuncias y en un comunicado ha negado que haya "Viagra en el aire" atribuyendo las acusaciones a un "mito divertido" entre los vecinos de Ringaskiddy. "Nuestros procesos de fabricación siempre han sido altamente sofisticados y están fuertemente regulados", han subrayado.
Los vecinos, sin embargo, no se creen estas explicaciones. Una enfermera psiquiátrica entrevistada por el medio anteriormente citado, incluso, ha explicado que "los perros se pasean en un continuo estado de excitación", por lo que muchos creen que "la Viagra se ha filtrado en el suministro de agua" del pueblo.
Polémicas aparte, lo cierto es que es que la historia del vigor sexual de los hombres de este pueblo irlandés lleva arrastrándose desde 2003. En aquel año, el diario The Telegraph se hizo eco del proyecto de grabar una película protagonizada por Colin Farrel sobre los escapes del "humor del amor" de Pfizer y sus consecuencias.