El papa Francisco sorprendió al mundo el pasado mes de diciembre autorizando que los sacerdotes puedan bendecir a las parejas homosexuales siempre y cuando esta bendición no se equipare de ninguna forma al matrimonio. La medida, el mayor paso para la inclusión del colectivo LGTBI hasta la fecha en la Iglesia católica, ha generado muchas dudas entre algunos obispos alrededor del mundo, especialmente entre los sectores más ultraconservadores, por lo que el Vaticano ha salido a aclarar las palabras del Sumo Pontífice.
El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, organismo encargado de regular la moral católica, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, ha matizado que la bendición de parejas homosexuales o en "situación irregular" no será "litúrgica ni ritualizada" y que no supondrán su "justificación", aprobación o absolución.
Bendiciones "espontáneas o pastorales" muy breves
"La Declaración contiene la propuesta de breves y simples bendiciones pastorales (no litúrgicas ni ritualizadas) a parejas (no a las uniones) irregulares", ha alegado. Se trata, ha subrayado acto seguido, "de bendiciones sin forma litúrgica que no aprueban ni justifican la situación en que se encuentran esas personas". "La verdadera novedad del documento" reside en "la invitación a distinguir" entre bendiciones "litúrgicas o ritualizadas" y "espontáneas o pastorales", las que se podrán impartir a este tipo de relaciones, reza el comunicado.
La Santa Sede insiste en que estas bendiciones "espontáneas o pastorales" deberán ser muy breves, y ha puesto de ejemplo una pareja de divorciados que durante una peregrinación le piden a un cura una bendición. "Señor, mira a estos dos hijos tuyos, concédeles salud, trabajo, paz, ayuda mutua. Libéralos de todo lo que contradice tu Evangelio y concédeles vivir según tu voluntad. Amén", les debería decir el sacerdote. "Son 10 o 15 segundos. ¿Tiene sentido negar este tipo de bendiciones a dos personas que la suplican?", pregunta el prefecto.
Por otro lado, la Santa Sede también ha precisado el procedimiento a seguir en países en los que declararse homosexual es penalizado legalmente con la cárcel y, en algunos casos, con torturas o muerte. En esos casos, apunta la Congregación, "se entiende que sería imprudente la bendición" y "es evidente que los obispos no quieren exponer a las personas homosexuales a la violencia".
"Si un sacerdote da este tipo de sencillas bendiciones no es un hereje, no está ratificando nada ni está negando la doctrina católica", insiste Fernández en este nuevo documento aclaratorio. "Esta forma de bendición no ritualizada, con la simplicidad y brevedad de su forma, no pretende justificar algo que no es moralmente aceptable. Evidentemente no es un casamiento, pero ni siquiera es un visto bueno ni una ratificación de nada. Es solo la repuesta de un pastor a dos personas que piden la ayuda de Dios. Por eso en ese caso el pastor no pide condiciones ni quiere conocer la vida íntima de esos sujetos", zanja.