Se pedía no llevar ropa. Esa es la norma de una fiesta organizada por la influencer y presentadora de televisión rusa Nastya Ivleeva que ha enfurecido a las autoridades del Kremlin.
Al encuentro acudieron varias personalidades del país, bajo el nombre 'Almost Naked Party' (Fiesta Casi Desnuda), reunidos en este local de la capital rusa para esta fiesta bajo estas normas sin ropa.
Entre los asistentes, se encontraba el rapero Vacio, Nikolai Vasilyev, que tan solo portaba un calcetín que le cubría el pene. Por este motivo, ha sido condenado a una pena de cárcel de 15 días, y tiene que pagar una multa de 200.000 rublos, acusado de "propaganda de relaciones sexuales no tradicionales".
La fiscalía rusa, además, ha abierto una investigación contra la impulsora de la fiesta, para quien pide una pena de prisión de 5 años. Además, incluye una demanda presentada por varios ciudadanos que incluye una multa de un billón de rublo, equivalente a casi 10 millones de euros, por "sufrimiento moral". Además, la principal operadora de telefonía del país, MTS, ha roto el contrato que mantenía con ella.
Los medios rusos han condenado la fiesta argumentando que ocurre en mitad de la invasión de Ucrania, una fiesta que ha generado gran indignación entre las tropas, especialmente después de que llegaran a la vista del mandatario ruso.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zajárova, ha afirmado que este suceso ha "manchado" a sus participantes, y que ahora tienen la oportunidad de trabajar sobre sí mismos.
Los asistentes se reunieron en la discoteca Mutabor de Moscú el día 21. La influencer que impulsó el encuentro ha publicado dos vídeos en los que ha pedido disculpas y lamentado estas acciones e incluso que merecía todo lo ocurrido, además de pedir una segunda oportunidad.
Contexto en Rusia
El presidente ruso, Vladímir Putin, enfrenta unas nuevas elecciones para lograr un nuevo mandato y ha extendido la ola conservadora que ha mantenido durante los últimos años en el país.
Especialmente dura ha sido su represión contra el colectivo LGTBI, al que la corte suprema rusa ha criminalizado como "movimiento extremista", y ha instado a las familias a tener 8 o más hijos.
