En el año 2013, Valverde de la Vera, un pequeño pueblo al norte de Extremadura, decidió dar comienzo a sus fiestas de una forma totalmente distinta. Marina Fernández-Ramos, una arquitecta y diseñadora, tuvo entonces una gran idea. Y es que, pese a vivir en Madrid, ella no ha perdido el contacto con el pueblo que la vio nacer.
La idea recibe el nombre de 'Tejiendo la Calle', y consiste en decorar absolutamente todas las calles del pueblo con parasoles hechos por los propios vecinos, siguiendo la técnica del ganchillo. Según la propia diseñadora, sirve "para adornar el pueblo durante las fiestas de agosto". Es un espectáculo digno de ver, puesto que las calles se vuelven un paraíso de color y detalles.
Desde hace ya tres años, son más de cuarenta los vecinos de todas las edades que conforman el proyecto 'Tejiendo la Calle'. Cualquiera puede participar en esta iniciativa, el único requisito es saber hacer ganchillo. La técnica del ganchillo es muy sencilla, y solo necesita un par de intentos para aprender a hacer algo medianamente bien. Por supuesto, para conseguir algunos de los parasoles que se muestran en Valverde de la Vera hace falta más que un par de intentos; perfeccionar la técnica hasta ese punto puede requerir años.
Además de ser una idea bonita, es responsable con el medio ambiente. Los parasoles han sido realizados con plástico proveniente de bolsas de supermercado normal y corriente que, posteriormente, se han ido tejiendo con ganchillo.
Esta iniciativa se ha hecho tan famosa que, el año pasado, 'Tejiendo la Calle' llegó a ser seleccionada en la Architectus Omnibus de Berlín. Es en la capital alemana donde se celebra esta convocatoria internacional organizada por el Instituto Cervantes junto al Instituto alemán Goethe. Los parasoles de Valverde de la Vera estuvieron seleccionados entre los diez primeros proyectos dedicados al diseño de espacios públicos contemporáneos.
Gracias a haber sido seleccionados en la Architectus Omnibus, algunos de los parasoles han dado ya la vuelta al mundo. En otoño de 2015 se realizó una exposición en Madrid, donde la particularidad de las calles extremeñas se dejó ver en la capital española. Marina Fernández, la cabeza pensante del proyecto, declaró al respecto:
"La presentación en Madrid ha sido especialmente emotiva, puesto que las propias tejedoras y más vecinos de Valverde han podido compartir su experiencia de primera mano con los asistentes al evento, y sentir reconocido el trabajo realizado. Este reconocimiento nos anima a prestar más atención y cuidado a Valverde, mejorar el proyecto y seguir trabajando con ilusión en equipo, al tiempo que nos demuestra cómo iniciativas locales pueden tener una trascendencia mayor".
2015 fue un año clave, puesto que, además de ganar este premio y ver así recompensado todo su trabajo, incorporaron a su grupo de trabajo un novedoso sistema que les permitía realizar piezas mediante bordados. Este nuevo método les permite, a su vez, trabajar más rápido, con lo cual son más las calles del pueblo extremeño que ahora se pueden ver adornadas.
Para disfrutar de este espectáculo, solo hay que dejarse caer por Valverde de la Vera durante el mes de agosto. Este proyecto intergeneracional no solo hace que la población de Valverde se una, sino que también atrae a una gran cantidad de turistas, deseosos de ver cómo las calles se visten de color durante las fiestas del pueblo. Para fomentar aún más esto, el ayuntamiento puso su granito de arena, colaborando con la iluminación nocturna y con el proceso de montaje de los parasoles.
Desde luego, es algo que hay que ver al menos una vez en la vida. Sobre todo por la noche, cuando todos se iluminan, marcando el camino hacia la plaza central; es ahí donde tienen lugar todas las fiestas importantes del pueblo.