A mediados del mes de agosto Rusia patentó la primera vacuna contra el coronavirus. Vladimir Putin, presidente del vasto país, incluso anunció que su propia hija ya había recibido una dosis y que era "eficaz". El mandatario aseguraba que había superado todas las pruebas necesarias y que permitía lograr una "inmunidad estable" ante el coronavirus.
La comunidad científica no dudó en mostrar su escepticismo. Los expertos denunciaban que Rusia no había completado grandes ensayos para probar la seguridad y eficacia de su vacuna y que no había hecho pública la información acerca de los protocolos que habían seguido ni de los resultads obtenidos, por lo que no había manera de comprobar la fiabilidad y seguridad de esta vacuna.
Pocas semanas después, se han despejado las dudas y parecen dar la razón a la vacuna rusa, denominada Sputnik V. La prestigiosa revista médica The Lancet publica que la candidata a vacuna contra la Covid-19 que desarrollan científicos rusos no han provocado incidentes adversos y generan anticuerpos, según los resultados preliminares de los ensayos clínicos; una información que recogen CNN y BBC.
Resultados de los ensayos clínicos
El estudio que detalla la publicación británica explica los primeros hallazgos arrojados por dos ensayos clínicos en su fase temprana, en los que han participado 76 personas.
El grupo de expertos encontró que dos formulaciones, una congelada y otra liofilizada, de una vacuna que consta de dos partes son "seguras", pues no identificaron reacciones adversas en más de 42 días e indujeron respuestas de anticuerpos en todos los participantes en un plazo de 21 días.
Además, también se apunta a que las vacunas producen, en un plazo de 28 días, respuesta de células T, que detectan y mata patógenos invasores o células infectadas.
La formulación congelada está diseñada para su uso a gran escala, mientras que la liofilizada se desarrolla teniendo en mente aquellas regiones de difícil acceso, pues puede almacenarse a temperaturas de entre 2 y 8 grados centígrados.
Sputnik V es una vacuna basada en adenovirus. En concreto, es una combinación de dos adenovirus, Ad5 y Ad26, ambos diseñados con un gen del coronavirus inactivado para que no sea capaz de replicarse en células humanas y causar enfermedad.