Si hay un complemento que nos está acompañando durante toda la pandemia son las mascarillas. Gracias a este trozo de tela con filtro los contagios se reducen exponencialmente. Es por ello que muchas personas creen que sería buena idea seguir con la mascarilla después de que se acabe el Covid. Otros, están deseando poder deshacerse de ella.
El debate está servido. Con la llegada de las vacunas, se está empezando a rumorear que pronto el uso de la mascarilla al aire libre ya no será obligatorio. Las mascarillas son "mínimamente invasivas, seguras, baratas, efectivas", afirma Raina MacIntyre, profesora de bioseguridad en la Universidad australiana de New South Wales a la revista TIME.
También son controvertidas. Aunque las mascarillas tienen claramente más beneficios que inconvenientes durante la pandemia, su futuro no es tan seguro. El Dr. John Conly, médico de enfermedades infecciosas de la Universidad de Calgary de Canadá que también ha estudiado mascarillas, dice que no apoyaría su uso después de que termine la pandemia porque son incómodas y dificultan la comunicación.
Útiles en algunas situaciones
Con el creciente movimiento anti-mascarilla, es muy probable que la mayoría de las personas dejen de usarla una vez se acabe la pandemia. Sin embargo, en ciertos entornos, como un metro lleno de gente o cuando se visita a un ser querido en el hospital, una capa adicional de protección podría tener sentido.
Antes de que el mundo supiera sobre el Covid-19, en algunas zonas de Asia ya usaban de manera habitual las mascarillas, para protegerse y proteger a los demás durante la temporada de resfriados y gripe.
En el resto del mundo, las cosas fueron distintas. Al principio de la pandemia se desaconsejó su uso porque se pensaba que no valían para combatir el SARS-CoV-2 y para preservar los escasos equipos de protección para el personal sanitario.
Ayudan a evitar la propagación
A medida que avanzaba la pandemia, el consenso científico cambió para estar fuertemente a favor de las mascarillas, y muchos países exigieron su uso en público. Y aunque las mascarillas ciertamente no son perfectas, ya que algunas partículas aún pueden pasar, los datos sugieren que han ayudado a reducir la propagación no solo de COVID-19, sino también de otras enfermedades.
En el futuro posterior a la pandemia, las cosas no están tan claras. Una vez que no vivimos con la amenaza constante de una enfermedad peligrosa, las desventajas de la mascarilla, como molestias, problemas al comunicarse, el acné o incluso inhalar pequeñas cantidades de microplásticos, pueden superar los beneficios de llevarla. "El balance de la evidencia sugiere que esto no es algo bueno", confiesa Conly.
MacIntyre no está de acuerdo. Es probable que no tenga sentido usar una mascarilla las 24 horas del día una vez que se contenga el Covid-19, pero ella dice que los tapabocas son lo suficientemente fáciles y seguros de usar como para justificarlo en entornos de alto impacto, como el transporte público o los hospitales.
Posible peligro para los niños
Llevar mascarilla durante todo el año también podrían cambiar los patrones de enfermedad, dice Malley, médico especialista en enfermedades infecciosas. En lugar de estaciones de enfermedad definidas, los virus podrían circular y diseminarse a niveles más uniformes durante todo el año. Eso podría resultar algo bueno, si significara menos enfermedades en general.
Pero no está del todo claro qué pasaría si el uso continuo de mascarillas redujera la exposición a patógenos de rutina lo suficiente como para que algunos niños no estuvieran expuestos a virus o bacterias comunes hasta más tarde en la vida. Para ciertas enfermedades que afectan más a los niños que a los adultos, ese retraso podría ser beneficioso e incluso salvarles la vida. Pero también podría alterar la forma en que los niños desarrollan naturalmente inmunidad a ciertos patógenos con el tiempo.
Sin embargo, Malley duda que la mayoría de la gente esté dispuesta a usar mascarillas con frecuencia sin la amenaza inmediata de una pandemia y leyes. "Ni siquiera podemos lograr que algunas personas lo hagan en medio de la pandemia", señala Malley. "Han salvado vidas, pero simbolizan, hasta cierto punto, las restricciones que se nos han impuesto a todos".
El doctor mantiene la esperanza de que sigamos practicando ciertos hábitos ahora que comprendemos cómo se expanden las enfermedades. El lavado de manos, las vacunas y quedarse en casa si nos encontramos mal son pequeños hábitos que probablemente se queden en nuestra vida incluso después del coronavirus.