La revolución de los smartphones, que partió con el primer Iphone presentado por Apple en 2007 nos tiene completamente locos. La posibilidad real de mantenernos las 24 horas conectados con nuestros seres queridos, el acceso continuo a todo tipo de información y, ¿por qué no?, la capacidad de cotillear a todo el mundo ha hecho que estemos todo el día pegados a nuestro teléfono.
Sin embargo, como todo, debemos de controlar y limitar el uso para no caer en una adicción e incluso derivar en problemas psicológicos como la nomofobia, un trastorno caracterizado por el miedo patológico a situarnos lejos de nuestro teléfono.
Los más vulnerables a estos problemas son los considerados como 'nativos digitales', es decir, aquellas personas que tienen una edad comprendida entre los 18 y 24 años y que no han conocido una vida en la que la tecnología ocupaba un segundo plano.
Ahora, un sondeo realizado por la compañía Rastreator ha obtenido el siguiente dato: al menos, el 45,3% de los jóvenes considera que es un completo adicto de su teléfono móvil.
El dato es alarmante, puesto que es 17 puntos superior a la media nacional y evidencia una brecha entre generaciones: en mayores de 55 años, la adicción al móvil solo se presenta en un 16% de las ocasiones.
Los datos están subiendo cada año como la espuma: un 14% desde 2016 y más de 16 puntos desde 2015: el verdadero punto de inflexión se ha producido durante este año, algo que posiblemente esté influido por la generalización de las ofertas convergentes, la reducción de precios en algunos terminales y, sobre todo, el creciente protagonismo de la generación millenial en todos los ámbitos de la sociedad.
Lo primero que hacen al levantarse
La relación con el teléfono móvil puede llegar a ser tóxica cuando, poco a poco, abarca mayores ámbitos de la vida y deja de convertirse en un placer para derivar en una necesidad.
El estudio anteriormente mencionado afirmaba que el 45,3% de los jóvenes se consideraban adictos, pero el dato aún puede ser peor: el 73% de ellos terminan el día y lo comienzan consultando su teléfono.
Además, hasta un 52% confirma que sigue estando completamente preocupado de lo que pueda estar sucediendo en su terminal, a pesar de estar en una conversación con su pareja, familia o amigos.
Sin embargo, el rayo de esperanza llega en torno a la concienciación del problema: la mayoría de usuarios está intentando reducir el consumo de teléfono y dedicar su tiempo a otras cosas. En torno a la capacidad de conseguirlo o no, los especialistas podrían diagnosticar algunas patologías que antes, simplemente, no existían.
