Jordi Évole fue pionero en colocar en el centro de la diana un asunto tan ahogado en un mar de tabúes y desconocido como es la salud mental. Al menos uno de cada cuatro personas desarrollarán algún problema de estas características a lo largo de su vida, ya sea transitorio (como trastornos de ansiedad, estrés postraumático) como cronificado (esquizofrenia o trastorno bipolar). Y nadie sabe qué tipo de vulneravilidades sufre.
Hablar de estas enfermedades siempre remite a películas o literatura con personajes responsables de todo tipo de actos delictivos, macabros o criminales. Algo que siempre aumenta el estigma gratuitamente pero que está completamente lejos de la realidad. En Estados Unidos, por ejemplo, los enfermos mentales sólo representan el 3% de las agresiones de carácter violento, dentro de los cuales, los ataques con armas representan la inmensa minoría, tal y como refleja este estudio del National Institute of Health.
En Estados Unidos, por ejemplo, los enfermos mentales sólo representan el 3% de los autores de algún acto violento, entre los que los ataques con armas representan la inmensa minoría
El estigma y la incomprensión pueden terminar de la peor forma: con la persona atentando contra su propai vida. Esta es la problemática que cada 10 de septiembre intenta reflejar el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, una forma de intentar abordar un problema real al menos una vez por año.
Un síntoma
Este es el peligro. En España, el suicidio representa la primera causa de muerte no natural en España, por encima de los accidentes de tráfico o enfermedades como el cáncer.
Sin embargo, los medios de comunicación no suelen tratar el tema con frecuencia. Todo ello forma parte de un pacto no escrito que argumenta que no poner el foco sobre esta realidad permitiría evitar el denominado 'efecto llamada', es decir, que muchas personas que planeen este ataque contra su vida vean reforzados sus planteamientos.
Sin embargo, el hecho de no abordar estas problemáticas desde la escuela y esta especie de mutismo, están favoreciendo el aumento del estigma contra las personas que sufren este tipo de enfermedades
La depresión, el principal causante: una muerte cada 40 segundos, 10 españoles al día
El suicidio es el peor final de estas enfermedades. Al igual que otras enfermedades como el cáncer, la medicina aún no cuenta con las herramientas para solucionar estos problemas en su totalidad.
Tener problemas para interaccionar con el entorno, falta de motivación, de energía, de 'ganas de vivir'. Durante mucho tiempo se ha tratado la depresión, el principal causante de este problema, con un halo de 'romanticismo' completamente alejado de la realidad.
Esta idea, heredada precisamente de la literatura romántica del siglo XIX, no ayuda precisamente a luchar contra esta problemática y se estima que, con un buen trabajo previo, se podría evitar hasta el 70% de las muertes.
La falta de conciencia social lleva a que el entorno sólo perciba gente poco accesible, 'vaga' o incapaz de solucionar sus problemas. Cuando el problema real es que el cerebro no está siendo capaz de equilibrar el ánimo por una cuestión química. Todo ello termina con la persona inmersa en un problema que, poco a poco, crece.
Y es que, en realidad, las cifras no son nada halagüeñas. Según publica hoy la OMS, cada 40 segundos muere una persona bajo el manto del suicidio, 10 españoles al día. Se trata de un problema de salud pública que se agrava con colectivos discriminados como la comunidad LGTBI o los inmigrantes.
Cada 40 segundos muere una persona bajo el manto del suicidio, 10 españoles al día
Para evitarlo, los profesionales recomiendan seguir tres pautas: Preguntar cómo se siente la persona y escucharla; animarla a buscar ayuda profesional y asegurarse de que no tenga acceso a medios de autolesión.
Fallo educativo
Mientras tanto, las autoridades no plantean una concienciación desde la infancia para evitar este tipo de problemas en el futuro. Si los pequeños aprenden a empatizar, tratar y reconocer este tipo de problemas, la calidad de vida aumentaría exponencialmente.
Sería fundamental para prevenir este tipo de problemas y la discriminación que enfrentan este tipo de pacientes. Sin embargo, el desconocimiento aún se encuentra a la orden del día y dificulta reconocer muchos de estos trastornos. Algo que mejoraría la vida de muchos pacientes que ahora no se encuentran diagnosticados.
La labor médica trabajada de manera sistemática es fundamental, pero también hay recursos para evitar casos de extrema urgencia. El más extendido se conoce como 'Teléfono de la Esperanza', cuyo número es 717-00-37-17, es gratuito y completamente anónimo. Un salvavidas que está evitando que las cifras sean cada vez mayores.
