La vicerrectora de la Universidad de Oxford, Louise Richardson, ha vertido declaraciones muy cuestionables y permisivas sobre las actitudes homófobas que puedan exponer los profesores de la universidad británica en clase.
Richardson comentó que se encuentra con muchos estudiantes que "manifiestan sentirse incómodos, porque sus profesores vierten opiniones contra la homosexualidad". Alumnos que "no se sienten a gusto asistiendo a clase de alguien con estas ideas". Ante la llegada de estos mensajes, en lugar de abrir una comisión de investigación, o derivarlo a los organismos de conducta de Oxford, la respuesta de la vicerrectora es: "Lo siento, pero mi trabajo no es hacerte sentir cómodo. La educación no va sobre sentirse cómodo".
El razonamiento de Richardson se sujeta a las viejas teorías del estrés en el aprendizaje, sacando totalmente de contexto su función. Lo que asume es que el hecho de que un estudiante se sienta incómodo con las opiniones homófobas de un profesor le someterá a una situación de estrés ante la que tiene que readaptarse y superarla: "Me interesa hacerte sentir incómodo (...) Si no te sientes bien con estas ideas, enfréntalas, y piensa por qué una persona inteligente tiene ideas como estas. Trabaja en cómo podrías persuadirle para cambiar su visión. Es difícil, pero es exactamente lo que debemos hacer".
Descontento con las declaraciones
Sin embargo, la opinión pública británica se ha abalanzado sobre la vicerrectora, que, con sus declaraciones, ha puesto en entredicho la reputación de una universidad tan relevante como lo es Oxford. La lógica que debería imperar en un centro de estudios superiores de ese nivel es la tolerancia cero con actitudes discriminatorias de cualquier tipo, tanto homofobia, como xenofobia, racismo, atentados a la diversidad religiosa, o cualquier otra muestra de intolerancia que se pueda dar.
Sorprende encontrar declaraciones tan pobres en una persona brillante en su desempeño académico. Louise Richardson, natural de Irlanda, es experta en ciencias políticas con el terrorismo como campo de estudio. Además de puestos directivos en la Universidad de Oxford, también desarrolló su carrera con cargos de responsabilidad en la Universidad de San Andrews y en el Instituto Radcliffe de la Universidad de Harvard.
¿Y la universidad española?
Si tratamos de analizar la postura frente a actitudes intolerantes en la universidad española, podemos tomar como ejemplo el código de conducta de la Universidad Complutense de Madrid: "El desarrollo moral de la persona constituye la aspiración esencial de la comunidad universitaria. Todas las conductas negativas y antisociales -como las manifestaciones de violencia, intolerancia y abuso, el acoso y menosprecio personal o sexual, las actitudes y los lenguajes vejatorios y agresivos, o los usos improcedentes de los espacios e instalaciones de la universidad- son inaceptables".
Sin embargo, y por desgracia, en las universidades se siguen dando casos de homofobia. Un reciente estudio de Melani Penna Tosso reúne los resultados de diferentes investigaciones al respecto, a nivel de España e internaciona. El análisis muestra que que, efectivamente, hay sexismo en las aulas. Concluye en la necesidad de que en todas las universidades desarrollen talleres, formación, concienciación y códigos de conducta sobre los que se actúe.