España es el país de la Unión Europea con mayor tasa de abandono escolar, con un 21,9% de jóvenes entre 18 y 24 años que decidieron poner fin prematuramente a sus estudios sin completar el segundo ciclo de educación secundaria. Según datos de Eurostat este porcentaje dobla la media de los países de nuestro entorno, que se sitúa en el 11,1%.
Sin embargo, Eurostat arroja en 2013 además datos sorprendentes en comparación con la tasa anteriormente referida. Y es que España es también uno de los países con mayor número de titulados universitarios entre los 25 y 34 años (el 37%), mientras que la media europea se sitúa en el 26%.
Más allá de las causas que explican ambos fenómenos, está claro que son muchos los que se quedan en el camino y otros tantos los que acaban pisando los pasillos de la facultad. Estos últimos pasan cuatro, cinco y hasta seis años de su vida entre manuales, apuntes, presentaciones e interminables semanas de exámenes que supuestamente les prepararán para dar el salto el día de mañana al futuro laboral. Pero la universidad va más allá de sus apuntes y los conocimientos escritos en los libros ¿Cuál es la experiencia universitaria más allá de las aulas?
1 Horarios
Digamos que la universidad es ese período de tu vida que transcurre entre el horario fijo del instituto y el horario fijo del trabajo (si es que encuentras uno). No es que los horarios de la universidad no sean fijos. Ellos lo son, eres tú el que se moverá más que los precios y acudirás a clase cuándo y cómo quieras, por mucho que te hayan advertido que "se tendrá en cuenta la asistencia". Y eso que, hoy en día, con el sistema Bolonia, muchos profesores exigen un porcentaje de asistencia a las aulas. ¡Cómo sería la antigua vida universitaria!
En esta indecisión y manejo del tiempo aprenderás el noble arte del trapicheo de apuntes, desarrollarás la capacidad para elegir la mejor mesa de la cafetería de la facultad, descubrirás las fiestas universitarias y te especializarás en acallar al Pepito Grillo que te susurra "deberías estar en clase" con una precisión que ni la de un maestro Jedi.
2 Vida social
Dicen que los amigos que haces en la vida universitaria son los que perduran de por vida. Para eso aún no tengo una respuesta. Sin embargo, sí que es cierto que una vez comienzas esta etapa, tu vida social se multiplica. A los amigos de la infancia puedes añadir los de la universidad. Al principio seréis todos amigos o al menos reinará el bueno rollo, pero con el paso del tiempo se irán definiendo los grupos y las quedadas universitarias dejarán de ser tan multitudinarias.
Si tiene algo especialmente bueno la facultad, concretamente en la universidad pública, es que encontrarás a tu paso toda clase de personas. Pincharás de alguna manera la burbuja social en la que has vivido y te has movido años atrás para dar la bienvenida a nuevas personas con perspectivas, sueños, ambiciones e ideologías muy diferentes a las tuyas. Todo ello comportará, sin duda, una experiencia de lo más enriquecedora.
3 Actividades fuera del aula
Equipo deportivo, asociación de teatro, club de debate y un montón de asociaciones de diversa índole reinan en la universidad. Es cierto, nada tienen que ver con las fraternidades americanas, pero oye, también tienen su punto. Será poco probable que dediques el primer año de carrera a este tipo de cosas, ya que estarás imbuido por la adaptación al medio, las novatadas y las fiestas universitarias y haciendo equilibrismo para aprobar el mayor número de asignaturas en enero y mayo.
Además, según vayas avanzando por los diferentes cursos y haciéndote a la idea de adonde quieres dirigir tu futuro, empezarás a encontrar interesantes ciertas charlas y conferencias que se producirán en el seno de tu universidad.
4 Erasmus
La experiencia de las experiencias. Toda estancia universitaria cobra sentido cuando descubres el Erasmus (o el convenio internacional). Es en ese momento cuando dices: ¡viva la universidad! ¡Viva Europa! ¡Y viva el vino! Si entrar en la facultad supone pinchar tu burbuja, el Erasmus es la explosión de esta. Una explosión en forma de independencia, viajes, aventuras únicas, amistades internacionales y la sensación de que este es tan solo el comienzo de tu travesía por el mundo.
5 Proceso de maduración
Porque aunque no lo creas y aunque el tiempo pase más rápido de lo previsto, poco a poco vas forjando la persona que serás el día de mañana. Maduras por las buenas y por las malas. Maduras cuando descubres algo que te apasiona y no te importa dedicarle horas y horas de tu tiempo. Maduras cuando descubres que hay que lidiar con el agobio de no haber hecho nada en todo el cuatrimestre. Maduras, en definitiva, cuando eres dueño y señor de tu tiempo y decides a qué sí y a qué no hay que dedicarle horas y lo haces por razones más allá del mero hedonismo instantáneo.
Ahora eres tú el que lleva las riendas, eres más responsable que nunca de las decisiones que tomas tanto en la vida académica como personal. Los errores y los logros de esta etapa llevan únicamente tu firma.
Aprovecha y disfruta esta experiencia. Por ti. Por tu futuro. Y por tantos otros que no tienen ni tendrán la oportunidad de ir a la universidad.