El denominado delito de coacción sexual fue endurecido por el Tribunal Supremo al introducirlo dentro del abuso sexual. Un estudio proveniente de la BMJ Sexual & Reproductive Health, de cual informa Silvia Val en El Español, relata que una de cada cuatro mujeres que son atendidas en los servicios de salud sexual y reproductiva son víctima de este tipo de esta naturaleza.
La coacción sexual viene a ser una privación de la libertad sexual y elección de las mujeres. En general, abarca el momento en que el hombre boicotea las medidas anticonceptivas premeditadamente. Este estudio pretende incluir variables tales como la explotación sexual, las presiones intrafamiliares y las culturales en el concepto de 'coacción-control reproductiva'.
Las variables más preocupantes son que este tipo de delito sexual tiene más índice de riesgo en mujeres jóvenes y en colectivos socio-económicamente desfavorecidos. La coacción sexual trae consigo el aumento de la tasa de embarazos no deseados, mayor tasa de abortos y abortos espontáneos o enfermedades de transmisión sexual, entre otras. Esto sobre todo produce una angustia psicológica brutal al no poder decidir sobre su propio cuerpo.
'Sabotaje' de la contracepción
Los profesionales médicos aseguran en el estudio que la gran mayoría de los casos las mujeres se enfrentan a un 'sabotaje' de la contracepción por parte del hombre. Aquí se puede hablar de una satisfacción unilateral del hombre al quitarse el condón durante el acto sexual para eyacular dentro de ella. Esta práctica se denomina el stealthing de la que ya se ha escrito en Replicantes e, incluso, ya se están conociendo las primera condenas como el caso del policía alemán.
Sin embargo, hay otras formas de llevar el stealthing a la práctica. Entre las denuncias se comprenden: hombres que han metido al decir a sus parejas que se habían realizado la vasectomía, exigir a las mujeres que se quiten el DIU -u otros dispositivos parecidos- o, incluso, aquellos que introducen en secreto dentro de las comidas de su pareja agentes abortivos, con los riesgos que ello supone.
Presión familiar, cultural y chantaje emocional
El estudio desvela que la coacción es un fenómeno que no solo se da en las 'triquiñuelas' del hombre en la relación sexual, sino también, a nivel de presión familiar, cultural y de chantaje emocional. En el segundo caso, es habitual las amenazas de infidelidad, en las que se suele culpar de la misma a la mujer, y estas son parte de la violencia tanto físico como psicológica que se presenta en un cuadro de malos tratos.
Algunos hombres ven el embarazo como una oportunidad para atar definitivamente a la mujer en sus dominios y evitar un posible abandono de la mujer; de hecho, son se dan casos de agujerear los preservativos, adulterar la píldora anticonceptiva o practicar el stealthing.
La presión cultural es otro de los motivos que subrayan los autores del estudio. Explican que, si esta se ejerce de una manera fuerte dentro de la cotidianidad, la mujer puede no ser consciente de estar sufriendo este tipo de manipulación. Debido a la naturalización dentro de su ámbito.