El partido de extrema derecha AfD propinó el domingo una sacudida al escenario político de Alemania al ganar por primera vez unas elecciones regionales, en las que la coalición tripartita del Gobierno federal del canciller Olaf Scholz sufrió graves pérdidas que la debilitan aún más de cara a las elecciones generales de septiembre del 2025.
Alternativa para Alemania (AfD) quedó primera en Turingia con el 33,4% de los votos y segunda con el 31,4% en Sajonia, donde hasta el último minuto le pisó los talones a la democristiana CDU, que ganó con el 31,5%, según las proyecciones de la cadena pública ZDF sobre los porcentajes escrutados a las 20.30 horas del domingo. La segunda fuerza en Turingia fue la CDU, con el 23,8%.
Coalición tripartita tocada
El éxito de la AfD en Turingia, capitaneada por Björn Höcke, representante del ala más radical dentro de la propia extrema derecha, supone un triunfo pírrico. Sus posibilidades de gobernar son prácticamente nulas, debido al cordón sanitario (en alemán se denomina Brandmauer, cortafuegos) a la ultraderecha que realizan los demás partidos y que impide a los ultras pactar coaliciones.
Tras conocerse los sondeos que señalaban a la AfD como el partido más votado en Turingia, Höcke reclamó su derecho a formar gobierno en una entrevista en la ARD, la primera cadena de la televisión pública.
"Por primera vez somos la primera fuerza parlamentaria. Los partidos tradicionales deben mostrar humildad y aceptar el resultado. La gente votó y dijo que quería cambios, y solo los habrá con la AfD; la gente está harta de que se hable de un cordón sanitario contra nosotros", dijo Höcke.
El colíder federal, Tino Chrupalla, remachó que la AfD tiene "un mandato claro para gobernar" en Turingia y la otra colíder, Alice Weidel, habló de "éxito histórico".
El secretario general de la CDU, Carsten Linnemann, aseguró que los democristianos no pactarán coaliciones de gobierno con la AfD ni en Turingia ni en Sajonia. Todo indica que las negociaciones para formar gobierno en ambos estados federados llevarán tiempo, serán muy laboriosas y exigirán concesiones de todas las partes implicadas.
Las posibilidades de gobernar de AfD son casi nulas
En el escenario irrumpió con resultados espectaculares el nuevo partido izquierdista BSW (Alianza Sahra Wagenknecht, por el nombre de su fundadora), que tuvo el 15,5% en Turingia y el 11,5% en Sajonia, y que puede así convertirse en clave para la formación de los dos gobiernos. Wagenknecht no ha sido candidata, pero su tirón en el este –donde nació y se crió en época comunista- es innegable.
Wagenknecht se declara "conservadora de izquierdas", propugna una política económica socialista, es de filiación prorrusa –exige que Alemania deje de enviar armas a Ucrania– y mantiene una postura antiinmigración.
Con estos mimbres, la BSW ha quedado tercera en los dos länder, apenas siete meses después de su fundación. "Esto no ha ocurrido jamás en la historia de Alemania", proclamó Wagenknecht en televisión. La líder se apresuró a confirmar que no pactará con la AfD ningún Ejecutivo regional.
Los resultados de estos comicios regionales en dos länder del este de Alemania, territorios que formaban parte de la antigua RDA comunista, están siendo observados con gran atención pese a que Turingia es uno de los estados federados con menos población (1,9 millones de habitantes) y en Sajonia viven 4 millones de personas.
Ambos länder representan pues solamente el 7% de la población alemana (83,3 millones), pero el impacto simbólico de la victoria ultraderechista reverbera en todo el país.
Los Verdes y el liberal FDP se precipitaron al 3,4% y al 1,2%
La inmigración, enfocada como un problema tanto "existencial" como de seguridad, ha desempeñado un gran papel en la campaña electoral.
El reciente acuchillamiento en Solingen, en el oeste de Alemania, en el que murieron tres personas a manos de un sirio pendiente de deportación, ha sido un gran tema de la AfD, que hace del rechazo a la inmigración una de sus mayores banderas.
Esta cuestión ha abonado también a la BSW que, según los politólogos, estaría así atrayendo también a votantes socialdemócratas desencantados.
Pero el crecimiento de la BSW, el partido de Sahra Wagenknecht, se produce sobre todo a expensas de Die Linke, el partido izquierdista del que se escindió a finales del 2023 si bien la fundación efectiva de la nueva formación se produjo en enero de este año.
En rechazo a la inmigración coincide con los postulados de la AfD, pero se guarda de cargar las tintas xenófobas, como sí hacen los ultraderechistas; y también comparte con los ultras la postura prorrusa.
En algunas personas del este de Alemania pervive cierto afecto hacia Rusia por sus años de formación durante la RDA.