A pesar de que la convocatoria está prohibida desde el 2015 en el país, cientos de personas volvieron a salir a las calles de Estambul para participar en la manifestación del Orgullo LGTBI de Turquía. Bajo el lema "la calle es nuestra" enarbolaron banderas arcoíris y denunciaron la creciente hostilidad en el país en el país en contra de gays, lesbianas, bisexuales y trans.
Los manifestantes se congregaron en un barrio cercano a la emblemática plaza Taksim, rodeada con valles por la policía para prevenir todo tipo de protesta en este espacio, y marcharon brevemente por la avenida Istiklal, la arteria comercial y de ocio de Estambul.
El desfile contó con un amplio dispositivo policial y unidades de antidisturbios que trataron de dispersar a los manifestantes. Los agentes intervinieron con disparos de gas lacrimógeno y balas de plástico y realizaron decenas de detenciones, en algunas ocasiones de forma violenta, según informa el diario turco Diken. Hay varios detenidos.
Lo cierto es que la Policía comenzó a vallar la zona de la convocatoria el viernes y la junta de distrito emitió la prohibición de la convocatoria apenas unas horas antes de la misma apelando a una ley que prohíbe a los manifestantes violar la "moralidad".
El Gobierno de Turquía, en contra el colectivo LGTBI
"En Turquía ha habido un cambio drástico con respecto a las personas LGTBI desde 2015. El Estado ha declarado la guerra, por decirlo así, a las personas LGTBI", ha denunciado Yildiz Tar, de la organización Kaos GL, en declaraciones a DPA. Ha asegurado que desde ell Gobierno se fomenta la hostilidad hacia el colectivo "entre la totalidad de la población" y ha denunciado un incremento de los delitos de odio.
Las marchas del Orgullo LGTBI llevaban celebrándose con normalidad y en un ambiente festivo en Estambul hasta el 2014, último año en el que fue autorizada. A partir de entonces, el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan decidió prohibirlas alegando que se trata de una "vulneración de la moral pública". El presidente ha atacado en numerosas ocasiones al colectivo, por lo que su bandera se ha convertido en un símbolo antigubernamental.