David y Lousie Anne Turpin fueron detenidos el pasado 14 de febrero por mantener a sus hijos en cautiverio durante varios años. En la vista judicial de ayer en el condado de Riverside (California) la pareja no dijo palabra alguna cuando el juez les prohibió tener cualquier contacto con sus hijos en los próximos tres años. No podrán ni escribirles cartas ni correos electrónicos. Si quieren comunicarse con ellos deberán hacerlo a través de sus abogados y la petición debe ser aceptada por el juez.
Todavía no se conoce la fecha del juicio pero podría no celebrarse en Riverside porque David Marcher, el abogado del matrimonio, dijo que quizá pidiese un cambio de juzgado porque considera que el caso se ha hecho tan conocido que es muy difícil que exista un jurado imparcial en la zona. "La continua aparición de fotografías y vídeos de los Turpin en los medios podría condicionar a los posibles jurados, crear prejuicios contra ellos. Es necesario que se busque un cambio de sede para el juicio", explicaba ante los medios estadounidenses.
También fue ayer cuando se supo que las autoridades separarían a los 13 hermanos, seis de ellos menores de edad. Aunque han pedido seguir juntos, según la CBS vivirán en dos familias de acogida. Mientras que los mayores vivirán en un centro de asistencia tutelado.
Pequeñas interacciones en el exterior
Gracias a una de las hermanas, de 17 años, que escapó y alertó a la policía de la situación en la que se encontraban, los hermanos fueron rescatados y llevados a un centro hospitalario. Supimos que los Turpin torturaban física y psicológicamente a sus 13 hijos: compraban pizza y dulces y se los comían delante de ellos mientras permanecían encadenados a los muebles. Según el fiscal del distrito, Mike Hestrin, los hermanos sólo podían ducharse una vez al año y estaban separados en grupos. Las palizas se producían por cualquier cosa: les pegaban si se lavaban las manos por encima de las muñecas. Tan siquiera sabían lo que es un medicamento y sufrían desnutrición.
El contacto con el exterior que mantenían todos los hermanos consistía en algunas visitas familiares a la casa o en charlas a través de internet. Según el diario Los Ángeles Times hace dos años cinco de los hijos acudieron a una reunión vecinal. Sólo el hermano más mayor pudo acudir a la universidad. Pero su madre le llevaba y le recogía, no mantenía relación con ninguno de sus compañeros, que aseguran que era una persona antisocial. Cuentan que durante una reunión de alumnos el mayor de los Turpin devoró un plato tras otro sin ni siquiera sentarse.
Tampoco les permitían ver la televisión o escuchar la radio, de hecho no contaban con ningún aparato electrónico en sus habitaciones. La única vía de escape de los 13 fue la escritura y la lectura.Y es que contaban con cuadernos en donde relataban su vida y que ahora les servirá a la policía y al juez para dictar sentencia.