Las patas mediática -Fox News- y política -Partido Repúblicano- sobre las que se sostenía el poder de Donald Trump empiezan a resquebrajarse. El punto de inflexión no está siendo tanto el retroceso electoral que se aprecia frente a los demócratas (no consolida los estados ganados en 2016, sino que incluso pierde históricos); sino su controvertida estrategia de llevar el mantra de las 'fake news' a la enésima expresión, poniendo en duda el propio sistema electoral.
La arrolladora y polémica maquinaria trumpista había acumulado todo el poder en el establishment conservador de Estados Unidos sin un freno al menos de cara al electorado, ahora parece encontrar los límites que no vio en cuatro años. De puertas para adentro, el partido era poco menos que el rosario de la aurora, con algunos miembros que se habían posicionado claramente como John McCain. Ahora, Mitt Romney ha sido el último en subirse al carro, en plena crisis, para exigir que se voten todas las papeletas en contra de las peticiones de Donald Trump.
Fox News, tan abonada últimamente a las teorías trumpianas, tampoco ha comulgado en esta ocasión con su otrora líder, cada vez más solo: "Nosotros no hemos visto ninguna prueba que demuestre que haya habido fraude", han exclamado los presentadores de televisión. No hay que olvidar que la deslegitimación del sistema electoral no desacredita el funcionamiento de Estados Unidos en sí mismo, sino que también pone el caldo de cultivo perfecto para un estilo violento en un país armado hasta los dientes.
El clan Trump
El clan Trump parece más solo con el paso de las horas. "¿Dónde está el Partido Republicano? Nuestros votantes nunca lo van a olvidar", ha escrito Eric Trump, completamente furioso, antes de la aparición de su padre en mitad de las peleas dialécticas con los dirigentes de la formación.
Los Trump parecen abiertos a llamar a filas a los simpatizantes, pero no en torno al partido que dio soporte a su candidatura, sino a una figura que ha cultivado un personalismo que ha ido estrechando progresivamente y que, con la previsible derrota, ahora intenta explotar al máximo.
De hecho, Donald Trump cuenta con un problema incluso en la estructura del partido. Así lo evidenció Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado, que se mostró tajante con el presidente para exigirle paciencia para sacar conclusiones: "No es lo mismo decir que has ganado las elecciones a ganarlas cuando ha acabado el escrutinio". El conocido senador Marco Rubio, uno de los puntales en la atracción del ansiado voto hispano para los republicanos, también ha sido claro: "Tardar varios días para contar los votos emitidos legalmente no es un fraude".
A ellos se suman también, por ejemplo, el exgobernador y asesor del presidente , Chris Christie, que cargó contra Trump en una rueda de prensa: "Es una mala decisión estratégica, es una mala decisión política y no es el tipo de decisión que se esperaría que tomara esta noche alguien que ocupa el cargo que ocupa".
La sensación es que el círculo que antes sostenía a Trump ahora le está dejando caer por sí solo. Las relaciones con su gran aliada mediática, Fox News, son lo que más le preocupan, porque pueden desactivar toda su estrategia de descrédito en el recuento. Al presidente le ha dolido que esta cadena haya dado pro hecho el recuento en Arizona para Biden, algo que otros medios mantienen en disputa y que sería vital para el candidato republicano.
Por este hecho, Trump ya mantuvo una sonada discusión con el magnate de la Fox, Rupert Murdoch. Además, el presidente y familia, al igual que con el partido, juegan a sembrar la duda sobre una deriva en la cadena con la que también se estaría alejando de la objetividad o, más bien, de su particular criterio de la objetividad, como él mismo expresó: "La Fox ha cambiado mucho. Alguien me preguntó: ¿Cuál es la mayor diferencia entre ahora y hace cuatro años? Y yo dije: "La Fox".