Donald Trump es un presidente inusual. Inusual y odiado a partes iguales. Aterrizó en la Casa Blanca en medio de una marea de acusaciones de injerencia rusa. Su campaña se basó en 'destruir' a Hillary Clinton. Y sus abruptos son tan conocidos tanto en su cuenta personal de Twitter como en cualquier acto público. Es precisamente ahí, delante millones de ciudadanos, donde su comportamiento poco presidencial y su habitual tendencia a faltar el respeto -según denuncian sus detractores- ha vuelto a relucir.
Durante un encuentro con indígenas nativos americanos en la Casa Blanca, el presidente estadounidense llamó "Pocahontas" (hija mayor de un jefe nativo durante el siglo XVII y conocido personaje del largometraje que tiene su nombre de título) a una senadora demócrata a la que acostumbra a llamar por este nombre para reírse de sus supuestos orígenes.
Ella es Elizabeth Warren, una política del partido de Clinton que en diversas ocasiones ha transmitido a la opinión pública que tiene unas raíces familiares indígenas y que sus historias han ido pasando de generación en generación. En 2012 fue cuando se atrevió a decirlo públicamente, pero todavía no existe ningún documento que ratifique sus confesiones.
Sin embargo, desde el Partido Republicano y especialmente Trump, siempre han puesto en duda sus declaraciones. El presidente cree que miente sobre su verdadera procedencia para ganar votos y apoyo popular. Es por ello que durante este encuentro con nativos se burló de Warren: "Ustedes estuvieron aquí (en referencia a los invitados nativos) mucho antes de que ninguno de nosotros estuviéramos aquí", dijo.
Sin embargo, el colofón llegó cuando empleó el nombre de Pocahontas para burlarse de la senadora: "Aunque tenemos a una representante en el Congreso que, según dicen, ha estado aquí desde hace mucho tiempo. La llaman Pocahontas", declaró sin ningún tipo de pudor y delante de los propios americanos indígenas.
Insulto racial
Warren contestó de manera contundente al mandatario republicano en una entrevista con la cadena MSNBC en la que calificó de "profundamente lamentable" que el presidente de los Estados Unidos "no pueda aguantar ni siquiera una ceremonia de homenaje a estos héroes sin tener que soltar un insulto racial".
Las palabras de Trump, una vez más, han generado un gran revuelo en la clase política estadounidense. Sarah Huckabee Sanders, la portavoz de la Casa Blanca, tuvo que salir al paso ante el las críticas recibidas contra el presidente. "Lo que mucha gente considera ofensivo es que la senadora Warren mintiera sobre sus orígenes para impulsar su carrera", afirmó.
Asimismo, declaró que Trump en ningún momento tuvo la intención de "emitir ningún insulto racial" y destacó que él tiene un respeto "extremo" por los nativos que acudieron a la casa más importante del mundo. Una defensa que no concuerda con los hechos objetivos sucedidos en la Casa Blanca.
