Que Donald Trump no era ecologista, no era una novedad. En todo momento aseguró durante su campaña que no creía en la evidencia del cambio climático, "un invento de China para que la industria norteamericana fuera menos competitiva", tal y como llegó a asegurar.
Con el fin de cumplir con su promesa, el presidente ya ha anunciado un recorte del 25% en el presupuesto destinado a la Agencia de Protección Ambiental, despidiendo a 12.400 trabajadores de la institución.
A ello, se suma el nuevo anuncio que recoge 'PlayGround' y que asegura que el presidente tiene previsto recortar en un 70% la financiación destinada al programa clave para la lucha contra la contaminación, en total 29 millones de dólares.
Junto a ello, se reucirían en 9,8 millones las subvenciones destinadas a reducir en un 30% la contaminación, así como se destinaría un 30% menos de dinero para ayudar a las tribus americanas a ser "más verdes".
Por su parte, los ecologistas han criticado duramente los recortes y se han mostrado en contra de que la norma se apruebe por decreto y sin pasar por el Congreso.
Con ello, Trump cumple con otro de sus compromisos electorales, el de revertir las políticas para combatir el calentamiento global aprobadas por la anterior Administración de Barack Obama. "Cualquiera de estos programas en los que se ha reducido el presupuesto para combatir la contaminación del aire y la contaminación del agua van a tener un efecto en las ciudades del interior", ha asegurado, por su parte, el director de la Asociación Nacional del Aire Limpio, Bill Becker.
La evidencia del cambio climático
Lo cierto es que la amenaza del cambio climático ya ha comenzado a mostrar sus primeros síntomas. Algunos de ellos se evidencian, por ejemplo, en que el planeta haya sufrido últimamente el mayor aumento de temperatura de la historia, lo que ha provocado que suba el nivel del mar y que avance el deshielo de las masas glaciares como la que se halla en el Ártico, tal y como señala GreenPeace.
Todas estas consecuencias podrían no ser reversibles, y pueden generar todo tipo de impactos económicos y sociales como, por ejemplo, generar daños en las cosechas, temporadas de sequías o fenómenos meteorológicos extremos -como huracanes- que, evidentemente, tendrán un riesgo importante en la salud.
Un 97% de los científicos comulgan con esta teoría y han señalado el aumento en 2ºC como el umbral en el que notaremos los efectos más devastadores del fenómeno. La única forma de evitarlo es, precisamente, hacer lo contrario de lo que Donald Trump está realizando.
