Prácticamente una semana después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asegurase que iba a "destruir" Corea del Norte, el Ejército del país norteamericano ha decidido hacer toda una demostración de fuerza y una declaración de intenciones para frenar las aspiraciones del régimen.
"Esta misión es una demostración de la determinación de Estados Undios y un mensaje claro de que este presidente tiene muchas opciones para derrotar cualquier amenaza", ha explicado el Pentágono.
Esta primera operación ha consistido en sobrevolar la costa norcoreana pero sin salir de las aguas internacionales. Haber invadido el espacio aéreo del régimen estalinista hubiera sido interpretado como una declaración de guerra inmediata.
Sin embargo, Estados Unidos deja un mensaje muy claro: "os podemos atacar en cualquier momento". Durante todo el vuelo a través de la costa norcoreana, ciertamente, los bombarderos podrían haber sembrado la destrucción a su paso sin ningún tipo de problema.
La decisión del Pentágono llega un día después de que el régimen haya probado, al parecer, su bomba H (de naturaleza termonuclear). La conclusión llega después de que se haya registrado un importante terremoto en el laboratorio nuclear que el Gobierno comunista mantiene en su territorio, aunque desde Pyongyang ni confirman ni desmienten: posiblemente algo salió mal.
Los expertos descartan la posibilidad de un enfrentamiento bélico del que nadie saldría beneficiado, pero hacen hincapié en el aumento tan importante de la retórica empleada por ambas administraciones. Bienvenidos a la era Trump.
