Triple G. Este es el nombre del método que está revolucionando las relaciones sexuales y que ha presentado el columnista y experto en sexo, Dan Savage. Su nombre se debe a tres siglas en inglés: Good (bueno), Giving (generoso) y Game (juguetón). Sí, el método promete y en la realidad es mucho mejor.
Savage basa su propuesta en una serie de actitudes y técnicas que permiten revolucionar el sexo desde el punto de la intimidad y la conexión con la otra persona, de manera que la excitación alcanza un nuevo punto álgido desconocido para nuestras mentes.
El punto básico se encuentra, especialmente, en la "generosidad". Vivir el sexo espiritualmente también implica la empatía y conectar con la otra persona a través de prácticas sexuales que sabemos que pueden satisfacer, aunque sea más a la persona con la que estamos.
Esa 'generosidad' cuenta con varios puntos que crean una espiral de profunda excitación: el sexo trasciende lo carnal, mientras que anima a la otra persona a esforzarse para satisfacer también nuestros deseos al máximo (bueno), de manera que ambos podéis llegar a puntos que no conocías gracias a esa relación de reciprocidad (juguetón).
¿Pero cómo llegamos a este punto?
A priori, esto puede parecer algo complicado, aunque Dan Savage propone empezar el trabajo por uno mismo, a través de varias preguntas: "¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar para satisfacer las necesidades sexuales de tu pareja? ¿Qué nivel de prioridad adquiere para ti la necesidad de satisfacer sexualmente a tu pareja? ¿Con qué probabilidad sacrificarás tus propias necesidades para satisfacer las de tu pareja? ¿Cómo de feliz de tienes al satisfacer las necesidades sexuales de tu pareja?".
Todas estas premisas son un buen comienzo para iniciar unas relaciones sexuales capaces de trascender nuestra personalidad, hacer que los participantes sean uno en la cama y, también, una atmósfera de mayor confianza que fortalezca a la pareja.
En este caso, Dan Savage considera que la técnica funciona con mayor eficacia de manera proporcional al tiempo en el que la pareja lleva compartiendo espacios de su vida. Y, de paso, considera que la Triple G termina siendo un punto fundamental para mantener la chispa en aquellas parejas que ya han pasado la primera fase intensa, la del amor sin fisuras.