La imagen que se forma en nuestra cabeza tras escuchar que una de cada tres mujeres españolas se ha sentido acosada sexualmente al menos una vez en la vida es sobrecogedora. Porque implica que, en un grupo de diez mujeres, entre tres y cuatro se habrán visto en una situación desagradable al extremo. Si a eso le sumamos que un 26% de las españolas ha afirmado que haber sufrido tocamientos al menos una vez en su vida, la situación se dibuja aún más negra. No debemos olvidar en ningún momento que también hay una gran cantidad de mujeres que prefiere mentir, callar u ocultar este tipo de situaciones, por temor a ser criticada, avergonzada o juzgada.
Por desgracia, en nuestro país los datos que hay sobre el acoso sexual continúan siendo demasiado escasos. Los expertos aseguran que se denuncian muy pocos casos en comparación con todos los que tienen lugar; porque a veces esos acosos provienen de personas cercanas, y las mujeres no saben cómo reaccionará su entorno ante la denuncia.
El Observatorio de la Violencia de Género ha señalado que, a partir de ahora, comenzará a contabilizar y a tener en cuenta todas las denuncias que se vayan recibiendo por acoso sexual, algo que antes no pasaba. Es algo relativamente novedoso, y donde deben introducirse tanto casos de tocamientos indeseados en transporte público como los mal llamados "piropos" (proposiciones de sexo a desconocidas, por ejemplo), que realmente son ofensivos y ponen a las mujeres en una situación incómoda.
Una situación que se ha mantenido invisible
En unas encuestas que han sido realizadas por el Observatorio de la Violencia de Género, el 56% de las personas que han contestado han señalado que la sociedad aún no ha comprendido la importancia de preveinr el acoso sexual. En el caso de las mujeres votantes, el porcentaje asciende hasta el 61%.
Cristina Antoñanzas, la vicesecretaria de UGT, ha dejado clara su postura: "ahora se empieza a visibilizar y a tener en cuenta el acoso sexual. Antes, en las empresas siempre te decían: 'Aquí eso no pasa'". Campañas como la que se llevó a cabo bajo la etiqueta #MeToo están favoreciendo que, poco a poco, cada vez se hable más de estas situaciones y se vean como algo generalizado y no como casos excepcionales.
Antoñanzas cree que todo lo que está sucediendo se debe más bien a "una cuestión de imagen" más que a una cuestión de "proteger a la víctima". "Hasta hace unos meses, las empresas no tenían ningún interés en la cuestión. Los empresarios no quieren que salga nadie diciendo que en su empresa ha sido acosada", ha explicado. Eso sí, continúa habiendo una mayoría de mujeres que opta por no denunciar estas situaciones porque tiene miedo a las consecuencias que eso podría conllevar, ya sea un estigma social o incluso la pérdida de un puesto de trabajo.