Por todos es sabido que la afición favorita de Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón es salir de fiesta. No son pocas las polémicas que ha generado debido a sus excesos, lo que obligó a poner tierra de por medio ante el daño que hacía a la imagen de la monarquía.
Por esta razón, empujado por su madre la infanta Elena, el joven marchó a vivir a Abu Dabi junto al emérito rey Juan Carlos entrando a trabajar en la petrolera ADNOC, dirigida por el ministro en Tecnología Avanzada de Emiratos Árabes, Sultan Ahmed Al-Jaber.
No obstante, cada vez que viaja a España, y especialmente Madrid, a Froilán le gusta volver a las andadas. Así lo ha hecho durante su última visita, aun teniendo una boda y un funeral de por medio, lo que no le ha impedido estar durante tres días empalmando fiestas.
El joven de 25 años viajó con su abuelo desde Emiratos Árabes para asistir a la boda del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, con Teresa Urquijo el sábado 6 de abril. Al enlace también acudió su madre y su hermana, Victoria Federica, así como su tía, la infanta Cristina, y su primo, Juan Urdangarin.
72 horas 'non stop'
Lo que pocos se imaginan es que el sobrino de Felipe VI prácticamente llegó de empalme al evento pues la cronología fiestera de Froilán arrancó el viernes 5 de abril, cuando, según el programa 'Socialité', asistió a una discoteca muy conocida del paseo de Recoletos, Club Gunilla 1882. Allí estuvo hasta altas horas de la madrugada, volviendo a tiempo a casa para la boda.
Después de la ceremonia religiosa, el banquete y la fiesta, que terminó sobre la media noche, Froilán seguía con ganas de más y, tras cambiarse de ropa, continuó su periplo. Según informa La Otra Crónica, el royal acudió a celebrar el primer aniversario de una sala cerca de Plaza de España.
Cuando cerró a las 6 de la mañana, Froilán salió la discoteca para poner rumbo a Leganés, donde continuó la fiesta en un after hasta las 11 de la mañana, cuando fue pillado abandonando el lugar y entrando en una furgoneta para, a buen seguro, volver a casa.
Así pues, el Borbón ha estado casi 72 horas de fiesta ininterrumpida, incluyendo la boda de Almeida y Urquijo pero sin contar la celebración del 60 cumpleaños de su padre, Jaime de Marichalar, el 7 de abril. De regalo llevaría una buena resaca que, quizás, arrastró hasta el día 8 en al funeral de Fernando Gómez Acebo.