Mirjam Kovak y Gloria Branciani, dos exmonjas que pertenecían a la Comunidad Ignacio de Loyola, han acusado públicamente al sacerdote Marko Rupnik de abusar sexualmente de al menos 20 religiosas. El caso está siendo investigado por el Vaticano, que cuenta con un dossier de investigación que acumula denuncias por hechos ocurridos durante más de 30 años.
"Al final hemos podido contar nuestra historia, nuestro deseo es que se reconozca la verdad, el mal que hemos sufrido, que también se nos dé visibilidad porque somos muchas. Nos piden que guardemos silencio, que desaparezcamos y esto no es aceptable", señalaba Brancian tras haber hecho su primera aparición pública en Roma junto a Kovak para compartir sus testimonios ante los medios de comunicación.
Las dos han tenido que testificar ante la Congregación de la Doctrina de la Fe, un organismo del Vaticano que se encarga de los procesos canónicos sobre abusos sexuales a menores y adultos vulnerables.
La rueda de prensa ha ocurrido cinco años después de la cumbre sobre abusos sexuales a menores convocada por el Papa en el Vaticano y ambas han comparecido de la mano de su abogada, Laura Sgro.
Treinta años de abusos
Branciani ha detallado los abusos sufridos durante casi tres décadas y ha señalado que hay "por lo menos 20 religiosas" que también han sufrido algún abuso por parte de Rupnik. Además, ha explicado que al conocerlo cuando tan solo tenia 21 años y estudiaba medicina, se sentía "desorientada" y "confusa" ya que el sacerdote entró acreditado por "la autoridad de padre espiritual".
La exreligiosa ha relatado que fue "violada en cuerpo, alma, mente y espíritu", y ha descrito a Rupnik como una figura de culto que "entró en psique" y la hacía sentir inútil a menos que sirviera a sus demandas. De la misma forma, ha detallado que solían mantener muchas conversaciones sobre arte, lo que el sacerdote utilizaba para comenzar a hacer hincapié en el contacto físico.
Branciani abandonó Loyola en 1994: "Huí por la profunda sensación de angustia que sentía, no podía continuar viviendo con ese dolor y la sensación de pérdida de mi identidad".
Reclaman justicia y transparencia
En la misma línea, la exreligiosa ha añadido que lo único que busca es "verdad y justicia, sin venganzas personales", además de un proceso de "transparencia" en el que se reconozca públicamente "todo el mal" que han sufrido en Loyola.
Por su parte, Mirjam Kovak ha contado que se conocieron en la comunidad y que todas las chicas que estaban allí eran jóvenes y llenas de ideales. "Estos mismos ideales junto a nuestra formación en la obediencia fueron explotados para llevar a cabo abusos de diversa índole: conciencia, poder, espirituales, físicos y sexuales", ha apuntado visiblemente afectada.
La investigación sigue abierta
La investigación judicial contra Rupnik continúa abierta en el Vaticano, donde está acusado de haber llevado a cabo graves abusos contra mujeres. Es más, la propia oficina de prensa del Vaticano ha publicado este martes que la causa está aún abierta y en los últimos meses se ha "contactado con las instituciones implicadas" para poder obtener toda la información posible sobre el caso.
#Jesuits confirm expulsion of priest artist Rupnik https://t.co/walmIgjSWK via @NCRonline
— Thomas Reese, S.J. (@ThomasReeseSJ) July 24, 2023
Por ahora, el Vaticano no ha tomado la medida de reducir al jesuita al estado laical. Después de una investigación preliminar encargada a la Compañía de Jesús, la entonces Congregación y hoy Dicasterio, para la Doctrina de la Fe (CDF) concluyó que los hechos en cuestión tenían que ser considerados prescritos y se llevó el caso a cierre en octubre de 2022.
No obstante, en septiembre de 2023 el Papa ordenó al Dicasterio para la Doctrina de la Fe abrir negligencias tras levantar la preinscripción del caso.