John Barnett, ex empleado de Boeing que llegó a los medios de comunicación por criticar públicamente los estándares de producción de la compañía y las condiciones laborales de sus trabajadores, ha sido encontrado muerto, según publica BBC.
Barnett se había desplazado hasta la localidad de Charleston (Carolina del Sur, EEUU), para aportar su testimonio personal en el caso que actualmente investiga la justicia del país norteamericano contra el gigante empresarial.
El oficial forense del condado de Charleston ha confirmado que el cuerpo de Barnett se encontraba sin vida en el interior de su coche, en el parking del hotel en el que se encontraba hospedado durante este desplazamiento.
El ex empleado de Boeing, de 62 años, que trabajó para el gigante empresarial durante 32 años hasta su jubilación en 2017 por motivos de salud, había muerto por una herida autoinfligida el 9 de marzo y el caso ha sido considerado como un suicidio aparente, sin embargo, la policía continúa investigando el caso para esclarecer todos los resquicios.
Barnett había trabajado desde 2010 como gerente de calidad en la planta de North Charleston, que fabrica el 787 Dreamliner, un avión de pasajeros de última generación empleado habitualmente para la ejecución de rutas de larga distancia.
Denuncias
Después de su jubilación, Barnett inició una larga batalla judicial contra su empresa, y ya en 2010 algunos trabajadores de la empresa habían denunciado ante la BBC que algunos trabajadores habían instalado piezas de calidad inferior a los aviones en la línea de producción bajo presión.
Además, se detalló la presencia de graves problemas en los sistemas de oxígeno de las aeronaves, que podría implicar que una de cada cuatro máscaras de oxígeno empleadas en las aeronaves podrían experimentar fallos de funcionamiento durante situaciones de emergencia.
Barnett había afirmado que realizó varias advertencias sobre estos fallos y transmitido a los directivos de la compañía su preocupación, sin embargo, la empresa nunca había adoptado medidas para paliar estos fallos. Boeing, por su parte, negó sus afirmaciones.
Sin embargo, una revisión realizada en 2017 por la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos confirmó algunas de sus preocupaciones. En ella, se indicó el desconocimiento sobre la ubicación de, al menos, 53 piezas "defectuosas" en la fábrica y que se consideraban perdidas, motivo por el que se solicitó que Boeing tomara medidas correctivas.
En cuanto a los dispositivos de oxígeno, la empresa dijo que en 2017 había "identificado algunas botellas de oxígeno recibidas del proveedor que no se desplegaban correctamente", sin embargo, negó que hubiesen sido instaladas en los aviones.
La compañía ha publicado un comunicado informativo dirigido a la emisora pública británica en el que afirma: "Estamos entristecidos por el fallecimiento del señor Barnett y enviamos nuestras condolencias a su familia y amigos.
La muerte del ex empleado se produce en un momento en el que Boeing se encuentra bajo el objetivo de las autoridades de Estados Unidos por el proceso de fabricación de sus aviones modelo 737-8 (MAX), después de que un incidente en enero conllevará el desprendimiento de uno de los paneles en pleno vuelo.
