Lucas, Alexandre y Fernando. Eso son los nombres de los tres pequeños de 9, 11 y 12 años que desaparecieron durante la tarde del 27 de diciembre de 2020 después de salir de sus casas en la favela de Morro do Castelar para jugar.
Fueron vistos por última vez a través de unas imágenes de seguridad que los grabó caminando hacia un mercado callejero local. Desde entonces, no se les ha vuelto a ver: tan solo se sabe que fueron asesinados, según acusa la policía, por miembros de la organización de narcotraficantes más grandes de la ciudad en represalia por robar un pájaro, según recoge The Guardian.
Lo que sucedió sigue siendo un misterio, que caldea las protestas que surgen a lo largo de todo el país y mantiene una importante investigación policial en marcha. El pasado jueves, sin embargo, los investigadores nuevamente señalaron que habían resuelto el caso habiendo descubierto que los niños habían sido secuestrados por miembros del Comando Rojo (CV) que controlaba su comunidad.
El jefe de homicidios, Uriel Alcântara, explicó que los niños habían sido torturados y sometidos a una brutal paliza como castigo, en la que uno de ellos había muerto, por presuntamente robar el pájaro que pertenecía a uno de los narcos de la zona. "Golpearon a los niños, se pasaron de la raya y terminaron matando a uno de ellos, por lo que decidieron que la mejor solución era ejecutar a los otros dos", alegó Alcântara.
Fuerte violencia
Los asesinatos han expuesto la violencia sin sentido que asola las favelas sin recursos en Río de Janeiro. La policía afirma que una traficante local, Ana Paula da Rosa Costa, conocida como 'tía Paula', había organizado que los cadáveres de los tres niños fueran sacados de la favela como contrabando, desmembrados y arrojados a un río. Los cuerpos todavía no se han encontrado.
Durante la investigación, un testigo afirmó haber escuchado a uno de los jefes de la droga de Castelar, Wille Castro da Silva, admitir: "Atrapamos a los niños y los matamos". Silva, de 35 años, conocido por el alias 'Atala', era uno de los cinco sospechosos de asesinato por los que la policía tenía órdenes de arresto cuando allanaron la favela antes del amanecer del jueves.
Sin embargo, ya se cree que al menos tres de los cinco están muertos, habiendo sido ejecutados por orden de altos líderes de CV por su papel en asesinatos que violaron el estricto código interno del Rupo y llamaron la atención por sus operaciones criminales.
'Tía Paula', de 44 años, que vendía drogas como éxtasis en la favela, habría sido torturada y asesinada a principios de octubre tras ser citada en la sede de la CV en la red de favelas Complexo da Penha. Días después, otro traficante y sospechoso de asesinato, conocido con el sobrenombre de 'Piraña', también fue condenado a muerte por los jefes de CV por no haber evitado los homicidios.
También se cree que Stala, que presuntamente supervisó los golpes y torturas de los niños después de que se llevaran el pájaro de su tío, también fue asesinado. Flávia Oliveira, destacada comentarista política y social, dijo a la cadena de televisión GloboNews que los asesinatos y sus brutales secuelas mostraron "una sociedad que ha sucumbido a la barbarie".
"Esta es una sociedad que ha trivializado la muerte y ha trivializado la vida de sus niños", ha dicho Oliveira, instando al gobernador de Río, al presidente brasileño y a todos los brasileños a pedir disculpas a las familias de las víctimas.
El proyecto de "pacificación policial" diseñado antes del Mundial de Brasil en 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 para recuperar el control de las favelas se ha desintegrado prácticamente. Este año se han registrado al menos 4.386 tiroteos en Río, según el grupo de control de violencia Fogo Cruzado y han muerto más de 1.000 personas.
