El Ministerio de Cultura ha anunciado la retirada del Premio Nacional de Tauromaquia, que no contará con una nueva convocatoria en su edición de 2024. De este modo, el último premiado será Julián López, 'El Juli', en la pasada edición.
El titular de la cartera, Ernest Urtasun (Sumar) ha manifestado en reiteradas ocasiones su postura antitaurina y contra el maltrato animal. Además, desde su llegada no se han vuelto a conceder premios a la tauromaquia. "Hay una mayoría de españoles que no comparte el maltrato animal", ha expresado.
Poco después de este anuncio, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page (PSOE) ha anunciado su intención de reunirse con el sector taurino para "crear desde la región unos Premios de Tauromaquia".
Según ha expresado García-Page en un mensaje publicado en la red social X, "estos premios tienen la ambición también de poder ser coordinados o compartidos con otras autonomías, puesto que pretendemos que tengan alcance nacional e internacional".
Quiero anunciar que vamos a contactar con el sector taurino para crear desde CLM unos Premios de Tauromaquia. Estos premios tienen la ambición también de poder ser coordinados o compartidos con otras autonomías, puesto que pretendemos que tengan alcance nacional e internacional.
— Emiliano García-Page (@garciapage) May 3, 2024
¿En qué situación se encuentra actualmente la tauromaquia en España?
La tauromaquia enfrenta un escenario que responde a multitud de factores. La práctica no es legal en el conjunto de España y, además, enfrenta diferentes rangos de protección legal en función de los territorios.
En el ámbito legal, la única comunidad autónoma que prohíbe expresamente la celebración de corridas de toros es Canarias, bajo una ley aprobada en 1991 que no permite "utilizar animales en peleas, fiestas, espectáculos y otras actividades que conlleven maltrato, crueldad o sufrimiento". La norma fue aprobada sin prácticamente oposición, en un territorio que no cuenta con gran afición taurina.
Cataluña, por su parte, ha intentado prohibir la celebración de corridas de toros. En 2010, el Parlament aprobó una iniciativa que fue tumbada en 2016 por el Tribunal Constitucional, que consideraba que la tauromaquia es competencia del Estado, al ser patrimonio cultural inmaterial. Sin embargo, la realidad es que no se han vuelto a celebrar corridas de toros en la práctica.
En Baleares se ha intentado limitar la tauromaquia, prohibiendo el uso de banderillas o cualquier elemento que pueda herir al animal, pero la norma también fue tumbada por el Tribunal Constitucional. Esto se suma a la capital, Palma, con una moción que declaraba a la ciudad antitaurina, pero sin aplicación porque se trata de una licencia autonómica.
En el lado contrario, se encuentran los territorios que han potenciado estas prácticas e incluso ofrecido protección especial. Murcia fue la primera autonomía que declaró a los toros Bien de Interés Cultural en 2011. La Comunidad de Madrid continuó después con esta decisión, que también siguió Castilla-La Mancha y Castilla y León.
¿Qué apoyo tiene la tauromaquia?
En todo caso, a pesar de las legislaciones, la realidad es que la tauromaquia se constituye como una práctica que pierde relevancia a nivel social y que ni siquiera es capaz de conectar con las nuevas generaciones.
Una encuesta de Ipsos Mori revela que el 84% de los jóvenes españoles se sienten avergonzados de vivir en un país taurino. Además, un estudio elaborado por Sociométrica revela que el 56,4% de los españoles están en contra de la celebración de corridas de toros, frente a solo un 24,7% que están abiertamente a favor.
Además, la celebración de este tipo de eventos se ha desplomado en un 50% durante la última década y, también, ha experimentado una pérdida de relevancia en los medios de comunicación.
El cierre del programa 'Los Toros' en Cadena SER fue un fiel reflejo de ello: frente a 400.000 oyentes en 2013, una década después sufría grandes problemas para rebasar los 100.000. También el cierre de canal Toros en Movistar, que ha relegado las emisiones en directo a una plataforma de streaming y un espacio reducido en algunas cadenas autonómicas.
Además, el principal espacio televisivo dedicado a esta práctica, el programa 'Tendido cero' de La 2, no logra en muchas ocasiones superar el 2% de audiencia. Se trata de un formato que, difícilmente, sería rentable en una emisora privada.
La realidad es que, en un contexto de pérdida de conexión con la ciudadanía e indiferencia en los medios de comunicación, provocan que la tauromaquia dependa en gran medida de las subvenciones. Por ejemplo, la Fundación Toro de Lidia ha cobrado más de dos millones de dinero público en cinco años, con Andalucía y Castilla y León con el mayor crecimiento: más 600.000 euros en 2023.